Crónicas de 2 siglos 1824-2024 – Nro. 49

Febrero 1824

5 de febrero

Sublevación o motín del Callao, que vuelve a manos realistas.

En la Fortaleza del Real Felipe en el Callao, durante las campañas de Simón Bolívar en la Independencia del Perú, cuando se sublevaron unidades chilenas, grancolombianas, peruanas y argentinas y se pasaron al bando español. 

El hecho significó la casi desaparición de las fuerzas llevadas al Perú por el general José de San Martín, por lo que el historiador argentino Bartolomé Mitre escribió: quedando así disuelto por el motín y la traición el memorable ejército de los Andes.1​ El general Cirilo Correa asumió luego el comando de los restos de la División de los Andes de la expedición libertadora, reducida a oficiales sin unidades a su mando y un escuadrón del Regimiento de Granaderos a Caballo que combatió en las batallas de Junín y Ayacucho y quedó en la retaguardia en la Batalla de Corpahuaico, regresando sus hombres a Buenos Aires luego de la capitulación realista en Ayacucho. Tras el motín, las unidades chilenas quedaron disueltas por completo en el Perú. El 31 de enero de 1825 mientras aún se mantenía el sitio del Callao, el almirante Manuel Blanco Encalada negoció con el jefe realista Rodil la liberación de 16 oficiales chilenos quienes se encontraban prisioneros en las fortalezas desde el alzamiento de la guarnición

El regimiento de granaderos a caballo de los Andes también se amotinó en Lurín el 14 de febrero, dos escuadrones se dirigieron al Callao para unirse a sublevados, pero al saber que se habían pasado a los realistas, un centenar de ellos con los jefes del regimiento se dirigieron a Lima para unirse a Bolívar. El cuerpo fue luego reorganizado por el general Mariano Necochea por orden de Simón Bolívar..

Ante tales sucesos,​ el ministro de Colombia, Joaquín Mosquera, «temiendo la ruina de nuestro ejército» preguntó:«¿Y qué piensa Ud. hacer ahora?», a lo que Bolívar, con tono decidido, le respondió:

¡Triunfar!

Simón Bolívar, Pativilca, 1824.

Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Sublevaci%C3%B3n_del_Callao

6 de Febrero

Respuesta de Brasil a Buenos Aires sobre su posición política con relación a la Provincia Oriental.

CONTESTACIÓN DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DEL BRASIL.

El abajo firmado, Consejero, Ministro y Secretario de Estado de los Negocios Extranjeros, elevó á la augusta presencia de S. M. el Emperador, las dos últimas notas que el señor don José Valentin Gomez, Comisionado del Gobierno de Buenos Aires en esta Córte, acaba de diri­jule. datadas en 27 de Enero y 5 de Febrero de este año, insistiendo, de orden de su Gobierno, en la solici­tud de una respuesta terminante sobre el asunto de reintegrarse á la Provincia de Buenos Aires, la Provincia de Montevideo. El abajo firmado después de asegurar al señor Comisionado que la demora que ha habido en dar á su merced la pronta contestación que solicita, en lugar de ser inconsecuente con los deseos protestados por el Ministerio de S. M. I. é inconciliables con los derechos é intereses del Gobierno de Buenos Aires, cuya considera­ción pareció á su merced imponerle el deber de pedir por la última vez las explicaciones á que se refieren las demás notas, es al contrario una prueba de lo mucho que el Go­bierno del Brasil desea acertar en el desempeño de sus transacciones políticas con el Estado de Buenos Aires, procurando un intervalo razonable para recibir las infor­maciones que debían ilustrarlo y que le sirviesen de bases para apreciar debidamente los referidos derechos é intere­ses de aquel Gobierno limítrofes y después de considerar también, el abajo firmado, que no debiera ser otra la inter­pretación dada á la demora de esta respuesta, una vez que hubiese la consideración de que este Gobierno, así como ahora responde categóricamente al señor Comisio­nado, porque ya se halla provisto de las informaciones que necesitaba, lo habría hecho anteriormente, luego que su merced hizo la primera apertura, si tales informaciones finales hubieran existido; recibió orden de S. M. el Empe­rador para que con la franqueza y sinceridad que rijen á este Gobierno, someta á la consideración de su merced, en respuesta á su nota lo siguiente: —Que á no ser los constan­tes deseos de S. M. I. para mostrar al Gobierno de Buenos Aires el aprecio que hace de él y no queriendo en conse­cuencia que una mayor dilación en la exijida decision, hi­ciese dudar de ellos, podríase demostrar en respuesta cuán impracticable era dar una decision definitiva sobre el nego­cio de la reintegración de Montevideo á la Provincia de Buenos Aires, por los mismos principios en que su merced se funda para exijirla; pues fundándose su merced princi­palmente en la voluntad de la Provincia de Montevideo, que desea y pide á Buenos Aires su separación del Impe­rio, y habiendo por el contrario toda presunción jurídica de que los Montevideanos no desean semejante separación, solo quedaría en tal divergencia de opiniones, en el caso de sincera duda, y aun estando lijo el derecho de re­clamación por pai te de Buenos Aires, el recurso de con­sultarle públicamente, la voluntad general del Estado Cis­platino; recurso por tanto innecesario y falible. Innece­sario por haberse ya conocido por los medios posibles esa voluntad general y ser mas presumible que se dé crédito al Congreso de los Representantes de todo el Estado que en 1821 resolvió su incorporación al Brasil, á las actas de todos los Cabildos de la campana, que subsecuentemente aclamaron á S. M. I., lo reconocieron y nombraron electores para elejir diputado que los repre­sentase en la Asamblea General Brasilera, que darse crédito al simple e ilegal Cabildo de la única ciudad de Montevideo, que en medio de los partidos que una influencia extranjera allí promueve, requiere á Buenos Aires, una incorporación que no es adoptada por los otros Cabildos. -Falible, porque aun cuando se tuviese por nada la ex­presión ya anunciada de la voluntad general de los Montevideanos á favor de su incorporación á este Imperio y se quisiese consultarlos nuevamente para satisfacer las recla­maciones del Gobierno de Buenos Aires, no podría esto efectuarse:—1.º Porque estando la campana guarnecida por tropas brasileras indispensables á la seguridad y de­fensa de sus habitantes, y estando aun por otro lado la ciudad de Montevideo ocupada militarmente por tropas portuguesas, contrarias á aquellas, toda y cualquier de­claración popular se reputaría mutuamente coacta é ilegal por ambos partidos, y se entraría nuevamente en el círcu­lo de que ahora el Señor Comisionado desea salir.—2.º Por­que es constante que si existe algún partido en el Estado Cisplatino á favor de Buenos Aires, de lo que no se podría racionalmente dudar, cuando así lo dice el señor Comi­sionado y cuando hasta en países mas consolidados exis­ten divergencias de opiniones políticas; también es cons­tante, que á causa de la lucha pendiente entre las armas que ocupan la Provincia, se han desenvuelto otros parti­dos diferentes, fomentados por los enemigos del Imperio y de los propios Montevideanos, como es de los que quieren la union á Portugal y á la Inglaterra y los que aspiran á la independencia absoluta del Estado Cisplatino, los cua­les aunque poco numerosos y diseminados en la grande masa de los que desean y juraron mantener su incorpora­ción al Imperio, ofrecen con todo en semejante fermenta­ción, los mayores obstáculos para colegirse la expresión de una voluntad general libremente enunciada.—Agréguese á estas razones que la decision exijida solo debía pertenecer, constitucionalmente hablando, al poder legis­lativo, principalmente después que el asunto de la incorpo­ración del Estado Cisplatino pase á ser objeto constitu­cional; sobre el cual la pasada Asamblea General del Brasil no solo legisló, sino que fué en sentido opuesto á las pretensiones del señor Comisionado; y aun que en el estado actual de las cosas, no esté reunida nueva Asam­blea Legislativa, S. M. I. no desearía, á pesar de eso, tomar por sí una decision fija, por ser obvio, que en paí­ses de Gobierno Representativo, pertenece exclusivamente á los Cuerpos Legislativos enajenar ó ceder cualquier porción de territorio en actual posesión; mayormente en este caso, en que la cesión de Montevideo im­portaba un ataque á la integridad del Imperio Brasile­ro.—Sin embargo, reconociendo S. M. I. la importancia de una resolución terminante en negocios de esta natu­raleza; deseando mostrar á todas luces cuanto prefiere los principios de una política franca y verdadera; y juz­gando por los últimos esclarecimientos que ha recibido, que puede este Gobierno responder con seguridad y des­de ahora por sí en semejante materia, ordenó al abajo firmado la hiciese saber al dicho señor Comisionado: que aun cuando se consultase nuevamente la voluntad general de la Provincia Cisplatina por algún medio que su merced quisiese proponer, aun cuando esta voluntad se expresase, lo que no es creíble, por la incorporación, sea á Bue­nos Aires, sea á Portugal, sea á otra cualquier potencia, no podría el Gobierno Imperial dejar de reputarlea un ataque, hecho no solo a los verdaderos intereses del Estado Cisplatino, sino también á los derechos adquiridos con tantos sacrificios por el Brasil al referido Estado, pues que una Convencion solemne hecha entre este Estado y el Impe­rio del Brasil, á quien fue y es muy onerosa, no puede disolverse solo por el arrepentimiento de una de las partes contratantes, sino por el de ambas; y por tanto se vería obligado á defenderlo. Estos derechos son tan sagrados como el oríjen de que derivan; pues aun prescindiendo de antiguos tratados de límites celebrados por la Corona de España, basta considerar:—1.º Que estando los Monte­videanos entregados al despotismo del jefe Artigas, y aniquilada la Provincia por los furores de la guerra civil, no hallaron amparo ni potencia alguna sino en el Brasil, que los libró de aquel jefe feroz é hizo renacer la paz y la abundancia en su campaña, al mismo tiempo que ni Buenos Aires, ni la España, hicieran el menor sacri­ficio para ayudarlos y protejerlos.—2.º Que el Gobierno Brasilero hizo desde entonces inmensos y abultados gastos con aquella Provincia, de los que tiene tanto derecho á ser indemnizado, cuando hubiese de abandonarla, que la propia Corte de Madrid reconoció formalmente el derecho que teníamos á esa indemnización, cuando últimamente la misma Corte procuró, pero sin fruto, interesar á las principales Cortes de Europa en la restitución de Montevi­deo por S. M. F.—3.º Que después de sosegada y libre la Provincia facilitole S. M. F. la elección de su suerte sin coacción alguna y la Provincia legalmente representada en un Congreao, conociendo que el mismo derecho que tenía el Virreinato de Buenos Aires para desligarse de la Metrópoli, y el misino derecho que tenían otras Provincias del mismo Virreinato para separarse de Buenos Aires, tales como Córdoba, Tucuman, Santa Fe, Entre Ríos, etc., tenía también la misma Provincia de Montevideo para decidir de sus destinos, resolvió incorporarse al Brasil y siguió sucesivamente ratificando esta incorporación, sea por la aclamación de S. M. I., sea finalmente por las elecciones que acababan de hacer de un Diputado para la Asamblea General Brasilera.—Por tanto no puede el Gobierno de S. M. I., á vista de tan graves razones, entrar con el de Bue­nos Aires en negociación que tenga por base fundamental la cesión del Estado Cisplatino, cuyos habitantes no debe abandonar; principalmente cuando la convicción recípro­ca de los intereses procedentes de la incorporación, los empeños mutuamente contraídos, la fidelidad que tanto distingue á los Cisplatinos, y la dignidad del Imperio Bra­silero, son otros tantos obstáculos á cualquier negociación que los comprometa.—El abajo firmado, dirijiendo lo ex­puesto al conocimiento del señor Comisionado, espera que el Gobierno de Buenos Aires, apreciando en su sabiduría é imparcialidad los motivos que obstan á su pretension, se convenza de que el Gobierno Imperial obra como el pro­pio Gobierno de Buenos Aires obraría en semejantes circunstancias, y que mucho se alegrará de ver estrechadas cada vez con mas firmeza y dignidad las relaciones de buena armonía existentes entre los dos países.- El abajo firmado aprovecha esta ocasión de repetir al señor Comisionado del Gobierno de Buenos Aires las protestas de su mayor veneración y particular aprecio.—Palacio del Rio Janeiro, Febrero 6 de 1824.—Luis José de Carvallo y Meló.—Al señor don José Valentin Gomez, etc., etc.— (Traducido del original).— Estévan de Luca.

Fuentes:

Cronología Histórica Documentada – Tomo 3 – Walter Rela 

9 de Febrero

Fin de las negociaciones de Rivadavia con Brasil por la recuperación de la Provincia oriental

Se daban por rotas las negociaciones con la corte de Río con el memorandum en donde se sostenía que en ningún momento la Provincia Oriental había dejado de pertenecer al territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata. De esta manera ahora los orientales quedaban abandonados a su suerte. Contra la voluntad de Rivadavia y ante la intransigencia del Imperio del Brasil, el 9 de febrero de 1824 se daban por rotas las negociaciones con la corte de Río y los orientales quedaban abandonados a su suerte, ya que Rivadavia esperaba la próxima reunión del Congreso General Constituyente -convocado por ley del 27 de febrero del mismo año- para someter a su criterio la conducta que las Provincias Unidas debían observar frente al Imperio.

10 de Febrero

San Martín parte para Europa

Al llegar a Buenos Aires se lo acusó de haberse convertido en un conspirador. Desalentado por las luchas internas entre unitarios y federales, decidió marcharse del país con su hija, quien había estado al cuidado de su abuela. El 10 de febrero de 1824 partió hacia el puerto de El Havre (Francia). Tenía 45 años y era generalísimo del Perú, capitán general de la República de Chile y general de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Luego de un breve período en Escocia, se instalaron en Bruselas y poco después en París. Ofreció sus servicios a las autoridades argentinas con motivo de la guerra con Brasil, solo después de la renuncia de Rivadavia a la presidencia, pero la guerra ya casi había terminado. 

Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_de_San_Mart%C3%ADn

14 de Febrero

Sublevación de parte de los Granaderos a Caballo.

La sublevación del Regimiento de Granaderos a Caballo tuvo lugar a consecuencia de la sublevación del Callao. Este regimiento de las Provincias Unidas del Río de la Plata fundado por José de San Martín era parte de la División de los Andes que operó en el Perú durante la guerra de independencia de ese país.

https://es.wikipedia.org/wiki/Sublevaci%C3%B3n_de_los_granaderos_a_caballo

27 de Febrero

da Costa sale de Montevideo con sus tropas de acuerdo a lo pactado con Lecor y se pone fin al dominio portugués

Entrada de Lecor a Montevideo. Emigración de un centenar de orientales a Buenos Aires.

A Rivera se le entrega la Comandancia General de la Campaña.

En noviembre de ese mismo año, (1823). Da Costa capituló al llegar barcos para su traslado. Apenas el general portugués abandonó Montevideo, Lecor entró con su ejército en la ciudad el 27 de febrero de 1824 y acaba la dominación portuguesa.

A modo de síntesis, transcribimos este juicio histórico:

“Las tentativas revolucionarias que se han detallado en sus hechos básicos han merecido la atención parcial de los historiadores argentinos como Cervera, Saldía, Busaniche, Beatriz Bosch y a ellas han consagrado importantes páginas los uruguayos De la Sota, De María, Fregeiro, Arcos Ferrand, Silva Valdés, pero ha faltado en la historiografía oriental un examen total del proceso. El éxito de la cruzada de los Treinta y Tres ha desviado la atención hacia tal acontecimiento, relegando a un segundo plano los hechos de los años 1822 y 1823 que le sirvieron de antecedente.

Cabe señalar que el fracaso del movimiento encerró, en el fondo, un valor positivo en el sentido de haber dejado una experiencia útil, mostrando a los patriotas, que no abandonaron la idea de independizar a su país, los errores que se habían cometido y la necesidad de evitarlos.

¿Cuáles fueron las causas de tal fracaso? Como razón fundamental debe indicarse la política rivadaviana. Se ha afirmado, y algunos documentos públicos emanados del político argentino lo fundamentan, que la idea de Bernardino Rivadavia fue posponer la recuperación de la Banda Oriental hasta la unificación de las provincias, con lo que se presentaría un frente unido al imperio, que tendría posibilidades de éxito.

Sin embargo, hay hechos que permiten sospechar que a Rivadavia no le interesaba la integridad nacional vulnerada por Portugal y Brasil y que su argumento de la inoportunidad era para dar satisfacción a la opinión pública, que clamaba por la libertad inmediata de los orientales. En efecto, basta recordar sus vinculaciones con Manuel García, ministro de Martín Rodríguez y factor de la invasión portuguesa de la Banda Oriental de 1816, así como las terminantes declaraciones que había hecho a Juan Francisco Seguí, secretario de Santa Fé, entonces en Buenos Aires cuando le expresaba que de ningún modo convenía a los intereses de las provincias franquear auxilios a los orientales, que él los había negado porque estaba persuadido del mal uso que harían de ellos contra las mismas provincias si lograban libertarse de los portugueses, que ya tenían experiencia de lo que eran los orientales, y que por tanto convenía más al país que los portugueses dominasen en aquella provincia.

Desde otro punto de vista cabe plantearse si esa unificación era factor imprescindible para emprender una lucha con éxito contra el imperio. Ante todo debe aclararse que la unificación no significaba en el lenguaje rivadaviano otra cosa que régimen unitario, como lo demostró el propio Rivadavia cuando torpedeó la iniciativa cordobesa de Bustos, que tenía tintes federales. La unificación era para el ministro de gobierno de Buenos Aires una unificación unitaria.

En: Narancio,Edmundo o.c. El orígen del Estado Oriental. Montevideo: 1948.

La Independencia de Uruguay, Madrid: 1989.

Cronología Histórica Documentada – Tomo 3 – Walter Rela 

28 de Febrero

Ocupación de Montevideo por las tropas Brasileñas – Fin de la conspiración de los Caballeros orientales. Dominación  Brasileña, que durará hasta diciembre 7 de 1828.

Las fuerzas portuguesas evacuan Montevideo que es ocupado por las fuerzas brasileñas. Lecor restablece su gobierno. Los involucrados en la conspiración emigran a Buenos Aires.  imprevistamente, las tropas portuguesas se retiran y se embarcan hacia Lisboa, permitiendo así que Lecor haga su entrada triunfal a la ciudad de Montevideo. De entonces en más, el político hábil, el diplomático sutil, dejaron paso al déspota duro que había creído perder su pequeño “reino personal” y las represalias contra aquellos que había luchado en el bando “portugués” o trabajado en pro de la Independencia, fueron perseguidos y en su mayoría, debieron huir y exiliarse en la Argén El 2 de mayo, por la fuerza, ahora desembozada, en la provincia Cisplatina se jura la Constitución del Imperio del Brasil y la fidelidad a don Pedro 1º, pero esta nueva dominación, no habría de durar mucho. Los patriotas que debieron dejar su patria, se reunían en Buenos Aires y Pedro Trápani y Juan y Antonio Lavalleja eran sus Jefes. Pronto, a fines del mismo año 1824, se estaba disponiendo todo para que una cruzada libertadora produjera un alzamiento general del pueblo para luchar por su independencia. Lavalleja se asila en Buenos Aires.