El Triunfo de la derrota

25 de agosto de 1825

La guerra con el Brasil (1825-1828). Gloria, caída y esperanza en el Río de la Plata. La cruzada de los 33 Orientales por la reunificación de la República Argentina. 

La gran Nación argentina, de que sois parte, tiene gran interés en que seáis libres, y el Congreso que rige sus destinos no trepidará en asegurar los vuestros.”

Juan Antonio LAVALLEJA

Proclama de 19 de Abril de 1825

Resumen:

En el siglo XX, la campaña militar de Malvinas buscó recuperar un territorio argentino bajo dominio inglés. En el siglo XIX, otra campaña prolongada tuvo lugar para recuperar la Provincia Oriental del Río de la Plata de manos del Imperio del Brasil. La ocupación había comenzado en 1817 y fue resistida por Artigas hasta su derrota en la Batalla de Tacuarembó en 1820. En 1825, el Imperio del Brasil controlaba la Provincia renombrada como «Provincia Cisplatina». Aunque olvidada por los argentinos, la Cruzada de los 33 Orientales liderada por Lavalleja buscó devolver la Provincia Oriental a la hermandad de las Provincias Argentinas de las que siempre se habia considerado parte.  La Gloria: El 25 de agosto de 1825, en el Congreso de la Florida, se proclamó la independencia del Brasil y la unión con la las demás provincias del Rio de la Plata. La guerra entre Brasil y las Provincias Unidas se desató como consecuencia. La Caída:  A pesar de las luchas y los tratados, la Provincia Oriental fue declarada independiente en 1828.  El Triunfo de la Derrota. La Esperanza: la memoria de aquella unión perdida y su reunificación. 

Por Carlos Emilio Biscay, carlos.biscay@gmail.com

El Juramento de los Treinta y Tres Orientales, Juan Manuel Blanes

Contexto Historico

En el siglo XX se produjo la campaña militar de Malvinas cuyo objeto fue la recuperación de un territorio argentino en manos inglesas. En el siglo XIX de la misma manera se desarrollará una campaña aún más prolongada por la recuperación también de un territorio argentino: la Provincia Oriental del Río de la Plata de manos del Imperio del Brasil también con la colaboración de Inglaterra. Dicha ocupación había sido iniciada por la fuerza en 1817 y resistida por Artigas hasta su derrota en la Batalla de Tacuarembó en 1820. Para 1825 el Imperio del Brasil había completado la ocupación y control total del territorio renombrado como “Provincia Cisplatina”.

La campaña de recuperación de la Provincia Oriental está prácticamente olvidada por los argentinos occidentales, no así para los orientales (uruguayos) que recuerdan cada 19 de abril desde 1825 el desembarco de un pequeño grupo de patriotas al mando de Lavalleja que había partido de las costas de San Isidro en la provincia de Buenos Aires, cuyas consecuencias fueron la guerra entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata o República Argentina entre 1825 y 1828.

Monumento en San Isidro Provincia de Buenos Aires desde donde partió la expedición libertadora.

Lo primero que hay que decir que esta campaña no es un proyecto uruguayo de independencia nacional como ha quedado sugerido en los libros de historia escolar.  Es la campaña de un grupo de unos aproximadamente 45 argentinos de diferentes provincias (incluido un mozambiqueño) con una importante cantidad de hombres de la provincia oriental (lo que es obvio al tratarse de su provincia), para devolver ese territorio a la hermandad de las demás Provincias, tal como fue el operativo Rosario en abril de 1982 para el caso de Malvinas y que se verá muy claro en las importantes leyes del 25 de agosto de 1825 en el congreso de la Florida del que hablaremos más adelante. “No hay ningún oriental, anterior a 1828, que haya luchado, de ninguna manera, por la independencia de la Provincia Oriental.” (Vazquez Franco, 2022) En medio de este conflicto, hubo individuos que, según Vázquez Franco argumenta, maquinaron en favor de la amputación de la Provincia Oriental, mutilando así a su propia Nación en beneficio de los intereses de Brasil e Inglaterra, tal como lo hizo Pedro Trápani. Siempre hay un judas…

La cruzada de los 33 orientales

La Cruzada de los 33 orientales fue una campaña añorada y cuidadosamente preparada por años que contó con el apoyo económico de algunos ganaderos y saladerístas de la provincia de Buenos Aires y de la provincia oriental.  La primera reunión para iniciar un movimiento armado se realizó en 1820, cuyos partícipes fueron Manuel Oribe e Ignacio Oribe, el saladerista oriental Pedro Trapani y Simón del Pino, Luis Ceferino de la Torre y Manuel Meléndez.

A primeros de 1823 Lavalleja encomendó a Gregorio Sanabria, quien en 1825 sería uno de los Treinta y Tres, para que desde Buenos Aires pasará a Colonia, San José y Soriano, donde contactó con varios patriotas, preparando la gesta libertadora. 

Durante todo el año 1824 los patriotas trabajaron intensamente, impulsados fundamentalmente por Lavalleja, Oribe y Trapani, contactando a muchos orientales exiliados en 1825 a Buenos Aires, consiguiendo el concurso de muchos de ellos como Pablo Zufriátegui, Manuel Oribe, Atanasio Sierra, Basilio Araujo etc., atando entre ellos fidelidades con los caudillos de las luchas anteriores que estaban en las provincias del litoral o en la misma Banda Oriental, como Tomás Gómez de Soriano o Andrés Latorre de Entre Ríos; llegando, también, a comunicarse con algunos líderes continentales, Bolívar entre ellos.

Juan Manuel de Rosas, fue uno de los representantes más caracterizados de ese grupo de ganaderos que  además realizó actividades de inteligencia previos a las operaciones en el territorio de la Provincia ocupada. Los ricos hacendados  Pascual Costa, Juan José de Anchorena, Julián Pacheco de Melo,​ Miguel Riglos, Ramón Larrea, Félix de Álzaga, Juan Pedro Aguirre y Mariano Fragueiro, entre otros, también financiaron con dinero.

Monumento en la Playa de la Agraciada donde desembarcaron las tropas al mando del Gral Lavalleja.

En 1868 Rosas brindaba desde su exilio en Southampton datos curiosos acerca de esa expedición:

«Recuerdo, [dice], al fijarme en los sucesos de la Provincia Oriental la parte que tuve en la empresa de los 33 patriotas». Refiere al itinerario y el objeto aparente de su viaje, tal como queda narrado, y agrega: «Ello crea una trampa armada a las autoridades brasileras en esa provincia (la Oriental) para que no sospecharan el verdadero importante objeto de mi viaje, que era conocer personalmente la opinión de los patriotas, comprometerlos a que apoyasen la empresa, y a ver el estado y número de las fuerzas brasileras. Así procedí de acuerdo en un todo con el ilustre don Juan Antonio Lavalleja; y fui también quien facilitó una gran parte del dinero necesario para la empresa de los Treinta y Tres Orientales…»

Este compromiso por parte del sector saladerista se debía principalmente a la necesidad, de este incipiente mercado, de contar con la gran riqueza pecuaria de la Banda Oriental, que tradicionalmente era una de sus fuentes básicas de materia prima. Desde la Invasión Luso-Brasileña las vacas orientales eran robadas y vendidas masivamente hacia el sur de Brasil, donde funcionaba una próspera industria saladeril. 

El gobierno de las Provincias Unidas simuló todo lo que pudo su neutralidad, mientras se iban gestando los preparativos de la expedición,  pese a las protestas brasileñas. En simultáneo el gobierno hizo acciones diplomáticas en el intento de lograr la devolución de la Provincia tratando de evitar la guerra, las que resultaron infructuosas.

Posiblemente los conspiradores decidieron pasar a la acción a partir del 21 de enero de 1825, cuando el general Sucre derrotaba a las últimas fuerzas realistas en la Batalla de Ayacucho y culminó el proceso de la independencia anticolonial y entonces de esta manera quedaba liberado de necesidad de tropas y defensa el frente norte.

El punto cúlmine de la primera etapa de la campaña libertadora fue justamente el 25 de agosto de 1825, donde un Congreso reunido en la Florida (Uruguay) va a declarar en sus famosas leyes la independencia del Brasil y su decisión de formar parte de la Provincias Unidas. De esta manera, el éxito coronaba el comienzo de la campaña cuya proclama a los “Argentinos orientales” había iniciado la lucha y desde ese momento la Argentina se había reunificado. «Quienes somos desde hace dos siglos el Uruguay fuimos la frontera en disputa, que configuró su autonomía en esa pulseada bifronte culminada en una guerra que nos dio, en realidad, la independencia de Brasil (no de España, ni de la Argentina, a la que nos habíamos adherido).» (Raúl Sanguinetti, El Brasil que precisamos, 2023)

Leyes de la Florida del 25 de agosto de 1825

La Ley de Independencia declaraba:

(…) írritos, nulos, disueltos y de ningún valor para siempre, todos los actos de incorporación, reconocimientos, aclamaciones y juramentos arrancados a los Pueblos de la Provincia Oriental, por la violencia de la fuerza unida a la perfidia de los intrusos poderes de Portugal y el Brasil (…) libre e independiente del Rey de Portugal, del Emperador del Brasil y de cualquier otro del universo y con amplio y pleno poder para darse las formas que en uso y ejercicio de su Soberanía, estime convenientes.

Escudo de la Provincia Oriental del Rio de la Plata

La Ley de Unión declaraba:

La H. Sala de Representantes de la Provincia Oriental del Río de la Plata en virtud de la soberanía ordinaria y extraordinaria que legalmente reviste para resolver y sancionar todo cuanto tienda a la felicidad de ella, declara: que su voto general, constante, solemne y decidido es, y debe ser, por la unidad con las demás Provincias Argentinas a que siempre perteneció por los vínculos mas sagrados que el mundo conoce. Por tanto, ha sancionado y decreta por ley fundamental la siguiente: Queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser la libre y espontánea voluntad de los Pueblos que la componen, manifestada con testimonios irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer período de la regeneración política de dichas Provincias. Dado en la Sala de Sesiones de la Representación Provincial, en la villa de San Fernando de la Florida, a los veinticinco días del mes de agosto de mil ochocientos veinticinco.

La Ley de Pabellón. Establecía, como enseña de la Provincia, un pabellón:

compuesto de tres franjas horizontales, celeste, blanco y punzó, por ahora, hasta tanto que, incorporados los diputados de esta Provincia a la soberanía nacional, se enarbole el reconocido por el de las unidades del Río de la Plata a que pertenece.

Bandera original de los 33 orientales y de la Provincia Oriental

Lo segundo que también hay que decir es que jamás, jamás estuvo en la idea de nadie y menos de Artigas la idea de una independencia y soberanía absoluta. No se puede pensar tampoco que todos los orientales lo consideraban su jefe y estuvieran de acuerdo en sus ideas y lo apoyaran.  Cuando por ejemplo Artigas abandona el 2do sitio de Montevideo con algunos regimientos, otro Artigas (Manuel Francisco) y Pagola se quedan. El conflicto ideológico y de poder no estaba entre una orilla y la otra, no había uruguayos y argentinos en disputa territorial, sino que era transversal a esa sociedad de las provincias, entre quienes buscaban el centralismo (Unitarios) y quienes un sistema federal.

También un 25 pero de Octubre del mismo año el Congreso Nacional argentino reconocía por ley la reincorporación de la Banda Oriental a las Provincias Unidas, apoyando la solicitud y declaración que en esos mismos términos había efectuado el 25 de agosto del mismo año el Congreso oriental de la Florida. En la misma sesión y para no dejar dudas de su posición, el Congreso de Buenos Aires aprobaba los diplomas de Javier Gomensoro, diputado electo por la Banda Oriental.

El 17 de Noviembre todo en 1825 el Gral. Lavalleja da a conocer un manifiesto a los orientales en el que les confirma la resolución de incorporarse “a la gran Nación Argentina”.

¡Pueblos! Ya están cumplidos vuestros más ardientes deseos: ya estamos incorporados a la gran Nación Argentina por medio de nuestros representantes: ya estamos arreglados y armados. Ya tenemos en la mano la salvación de la Patria.
Pronto veremos en nuestra gloriosa lid las banderas de las provincias hermanas unidas a la nuestra. Ya podemos decir que reina la dulce fraternidad, la sincera amistad, la misma confianza. Nuestro enemigo está aterrado al ver que no tiene poder para variar el augusto destino a que la Providencia nos conduce”.

Un actor tan calificado como Fructuoso Rivera, lo dice diáfanamente, descontando que alguien haya pulido la frase haciendola inteligible: “La Provincia de Montevideo hace mucho tiempo ha declarado pertenecer a la Republica Argentina con la cula está intimamente ligada con lazos indisolubles e identificada por su idioma. costumbres, religión y leyes” (Vazquez Franco, 2021), quien también cita a  José Pedro Ramirez en su afirmación “abandono ignominioso que hizo Buenos Aires de la Provincia Oriental, su politica para con el Estado oriental fue debil y desleal.”

Territorio de la Provincia Oriental y de las Misiones orientales.

La guerra con el Brasil

Estas acciones desencadenan la reacción del Imperio del Brasil declarando la guerra a las provincias Unidas el 10 de diciembre. aceptado el 1 de enero por el congreso argentino.

El emperador del Brasil, Pedro I, estimando avasallados sus derechos de posesión sobre estos territorios, le declaró la guerra a las Provincias Unidas y a los pocos días, naves brasileñas bloquearon el Río de la Plata, iniciando así una guerra que duró más de tres años.

Campaña terrestre de las tropas del Ejercito Republicano

En esta guerra juagará un papel central El Reino Unido que ya desde un inicio pergeñó una solución ajustada a sus intereses. Canning a Ponsonby, el 28 de febrero de 1826  nombra a John Ponsonby, como veedor británico de la guerra, con asiento en Buenos Aires y titulo de ministro plenipotenciario en las Provincias Unidas. Sus instrucciones lo prevenían de pasar primero por Río de Janeiro a someter al gobierno imperial la «independencia de la ciudad y territorio de Montevideo en situación algo similar a la de las ciudades hanseáticas en Europa», dándole copia de las palabras de Canning a Itaboyana sobre la urgencia de hacer la paz en esas condiciones. Después, en Buenos Aires, dispondrá el nombramiento de un diplomático argentino para que firmase la paz con Brasil con esa condición. (Canning a Ponsonby, 28 de febrero de 1826, F. O., 6/12, publ. por Webster.) (citada Jose Maria Rosa, Tomo IV)

Canning haría que ambos contendientes ganasen la guerra: los argentinos echarían a los brasileños de la Provincia Oriental, y los brasileños a los argentinos de la Provincia Cisplatina, prestigiándose así el emperador y Rivadavia. Como en la fábula, los dos que disputaban se quedarían con las cáscaras gloriosas, y el mono se comería la nuez alimenticia. Sin perjuicio, con ayudas y retaceos dosificados con tino, que ambos estuvieran agradecidos y aumentasen los privilegios comerciales británicos. (JM Rosa, Tomo IV)

Para lograr esto y poner fin a la guerra habra dos intentos, dos Convenciones Preliminares de paz la de 1827 cuyo resultado fueron de tal espanto que hará caer al gobierno de Rivadavia y la guerra ha de continuar hasta 1828 donde finalmente se produce la segunda Convención Preliminar de paz menos mala que la segunda, pero igualmente infame. Partamos de la base que la consigna diplomatica argentina original de Rivadavia en acuerdo con Ponsonby, fue mandar a García a Río de Janeiro a concluir la «paz a cualquier precio”. De ahí salió las conclusiones de la primera convención. Remontarla y con los mismos actores fue practicamente imposible.

La Convención Preliminar de 1828

La guerra con el Brasil terminó el 27 de agosto de 1828, cuando como producto de las negociaciones de paz mediadas por Inglaterra los representantes del Brasil y la Argentina firmaron “Convención Preliminar de paz” y la Provincia Oriental fue declarada independiente por las partes contratantes, sin la intervención de ningún ciudadano oriental que debieron aceptar sin ningún reclamo la separación forzada de su territorio del resto de las provincias. 

La Convención preliminar establecía:

1 ) La renuncia de Brasil y la Argentina a la «provincia de Montevideo llamada hoy Cisplatina» que se constituirá en Estado libre e independiente.

2) Ambas naciones se obligaban a defender la independencia e integridad del nuevo Estado.

3 ) Un congreso oriental redactarla su constitución, que serla examinada por comisarios de la Argentina y Brasil «‘con el único fin de ver si en ella se contiene algún artículo que se oponga a la seguridad de sus respectivos Estados …

4 ) Las tropas argentinas y brasileñas evacuarían el territorio oriental dentro de los dos meses.

5 ) Canjeado el Convenio Preliminar, se nombrarían plenipotenciarios para el tratado definitivo: «Si lo que no es de esperarse -dcía el art. 18– las altas partes contratantes no llegasen a ajustarse, no podrán reanudar las hostilidades sin previa notificación hecha recíprocamente seis meses antes con conocimiento de la potencia mediadora

6 ) Por un artículo adicional Argentina y Brasil se reservaban por quince años la navegación del río de la Plata y sus afluentes.

Fue firmado entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata con mediación del Reino Unido el 27 de agosto de 1828, en Río de Janeiro, por el cual Argentina y Brasil acordaron la independencia del denominado provisoriamente «Estado de Montevideo» actualmente llamado Uruguay.

Ese maltrecho “Estado oriental soberano” existe desde el 27 de agosto de 1828, ni un día de diferencia, por voluntad inapelable de dom Pedro de Braganza (Pedro I emperador de Brasil), según reza el articulo que encabeza la Convención y, como dice Ellauri, nada tienen que ver en ello los orientales ni los demas provincianos. Nos guste o no, así fué. En ese primer artículo está escrito, en portugues, una de las frustraciones argentinas que en subconsciente sobrellevamos, que no se supera con exaltadas declamaciones golpeandose el pecho….Lo más seguro es someter la Convención Preliminar a la ley del silencio.  Vazquez Franco, 2021.

La independencia del Uruguay quedó definitivamente sellada el 4 de octubre del mismo año en Montevideo a las dos de la tarde, cuando las naciones firmantes canjearon las ratificaciones del tratado. El 18 de julio de 1830, se jura la primera constitución del Uruguay tal cual lo establecido, este acto es conocido en Uruguay como la Jura de la Constitución

El 4 de no­viembre de 1828 con el retiro de los diputados orientales del Congreso Nacional (Argentino) – serán los únicos en no votar la independencia de su territorio – .

Esto retarda la inauguración del cuerpo. Pero el 19 de setiembre se sabe que ha llegado a Buenos Aires el Convenio Preliminar, y  el hecho decide a empezar las sesiones, no obstante hallarse sólo nueve provincias representadas, inclusive la Banda Oriental y Misiones. Manuel Moreno y Cavia traen de Buenos Aires el Convenio. Son recibidos el 26 en sesión secreta, discutiéndose el tratado. El 4 de no­viembre con el retiro de los diputados orientales -los únicos en no votar la independencia uruguaya- quedará aprobado el tratado de Paz y la amputación de la Provincia.  Terminaron así  los últimos años de la Argentina completa y no mutilada.

El Profesor Vazquez Franco ha de concluir: “No es la primera vez que lo digo: la antigua Banda Oriental (del Uruguay),  que durante el siglo XVIII en el imaginario Porteño no se podía distinguir fácilmente de la Mesopotamia, debió de esa desargentinizarse hasta perder su sentido de territorialidad, perder su sentido de pertenencia, sus raíces, para partir de cero, remontando sin nada, un empinado repecho, castrada, aunque cueste decirlo. Nada de lo que el conjunto de las provincias – es decir, la Nación en ciernes, la Patria, si fuera posible definirlas – reconocían su pasado común para mirarse en él,   pudo luego recogerlo el endeble Estado Oriental desde 1828, porque la artificiosidad del nuevo aparato político diseñado en Londres (en inglés), y resuelto en Río de Janeiro(en portugués), le creaba la necesidad de olvidar, de sacudir y desprenderse de su argentinidad congénita para no compartir la misma Historia….. Esto es la derrota….. Los argentinos de acá (Uruguay) y de allá (Argentina), la tomamos con el con la mayor discreción, invirtiéndola, mintiendo, presentando, los argentinos de allá, la traición a la patria, como si hubiera sido una victoria “honrosa” sobre Brasil. Y la falacia sin discusión, mansamente, se incorporó al relato. Y los argentinos de acá, presentándola como un “reconocimiento” de la lucha de los orientales.” 

Así pues, de la misma manera que recordamos Malvinas deberíamos recordar esta campaña donde otra vez debimos enfrentarnos al poder de Gran Bretaña no militar pero si diplomático.  La pérdida de la Provincia Oriental tuvo consecuencias mucho más graves que la derrota transitoria de Malvinas. Perdimos no solo un importante territorio, se abandonó a su suerte a una población argentina sin voz ni voto, quedaron sin demarcar los límites entre el Imperio del Brasil y el naciente Estado Oriental lo que fue en el menoscabo de su integridad territorial por décadas: se perdieron además las misiones orientales,  el Río de la Plata se convirtió en un río Internacional, perdimos los puertos de Montevideo y Maldonado entre otros.  Si hubo un proceso de desmalvinización hay que pensar que hubo también un proceso de olvido de esta campaña, ganada en el terreno militar y malversada en el campo diplomático y tergiversada en su relato histórico popular.

En la historia del Río de la Plata y la lucha por la soberanía, la Cruzada de los 33 Orientales brilla como un episodio de valentía y determinación que refleja la fuerza del espíritu patriótico. Aunque olvidada y desviertuada en gran parte por los argentinos occidentales y orientales, la campaña de recuperación de la Provincia Oriental del Río de la Plata es un recordatorio poderoso de la unidad y la lucha compartida por una Nación aún en formación. A través de la valiente expedición liderada por Lavalleja y su compromiso incansable, se gestó una lucha que trascendió fronteras y diferencias, uniendo a hombres y mujeres que buscaban la liberación de su tierra.

La determinación de aquellos 33 héroes se convirtió en un faro de esperanza y hermandad. Su lucha contra el Imperio del Brasil, con la colaboración de Inglaterra, no solo representa un capítulo de la historia sino también un ejemplo de sacrificio en pos de la libertad. Las palabras de Juan Antonio Lavalleja, plasmadas en su proclama de abril de 1825, resuenan como un eco del fervor patriótico que unió a los corazones de aquellos valientes:

“La gran Nación argentina, de que sois parte, tiene gran interés en que seáis libres, y el Congreso que rige sus destinos no trepidará en asegurar los vuestros.”

El 25 de agosto de 1825, en el Congreso de la Florida, se selló un destino compartido y cumpliremos pronto el bicetenario. Aunque el proceso estuvo plagado de dificultades y sacrificios, la Cruzada de los 33 Orientales dejó una huella imborrable en la historia de la región. Aquel día, la independencia de la Provincia Oriental del Brasil y su posterior reunificación con las demás provincias argentinas simbolizó la culminación de una lucha que había trascendido los límites geográficos y se había convertido en un esfuerzo conjunto.

Consecuencias y Reflexiones

Aunque los eventos posteriores llevaron a la amputación de la Provincia Oriental y su transformación en el Estado Oriental del Uruguay, la Cruzada de los 33 Orientales permanece como un recordatorio de la valentía y el patriotismo que pueden unir a una nación en momentos cruciales. En la historia compartida de Argentina y Uruguay, este episodio despierta un sentido de pertenencia y hermandad que trasciende las diferencias y resalta la importancia de la unidad en la lucha por la libertad. Por eso quiero llamar la atención de los argentinos occidentales de esta mutilación baypaseada de la historia. Que ha dejado afuera a una de las Provincias que más aportó en esfuerzo y sacrificio por la fundación de la Patria naciente. 

Como un amigo oriental no se cansa de afirmar la Convención Preliminar y la independencia de la Provincia Oriental fue el triunfo de la derrota. De repente nos encontramos festejando u olvidando que aquello que fue una derrota quedó transformada en una “victoria”, porque estaba todo dado para que se ganara la guerra y de golpe sale una solución no querida por los propios actores principales e impuesta a rajatabla. Luego se hizo una construcción historica falsa donde aquello parece que fuera lo mejor que nos podria haber pasado. Con el Uruguay no compartimos una historia común, es la misma historia. No es un pueblo hermano, es el mismo pueblo. Cuando el lider radical Ricardo Balbín, justificando su renuencia a concurrir a un acto político en Montevideo porque “yo nunca salí de suelo patrio”, Julio Maria Sanguinetti, con sentido de territorialidad, le pregunta; “Don Ricardo: ¿Ud. cree que ir al Uruguay es viajar al extranjero?” (La Reconquista, p28, citado por Vazquez Franco 2021)

Mas alla de la convenciones políticas, los pueblos poseen su identificación y si el futbol nos acerca entre la Celeste y la Albiceleste, solo para ser un fiesta entre hermanos de un mismo pueblo.

Yendo al bicentenario de estos acontecimiento (2025), recordemos con orgullo a aquellos hombres y mujeres que desafiaron las adversidades. Mantengamos viva la llama del patriotismo y la unidad, recordando que la historia nos enseña que, cuando nos unimos en pos de un objetivo común, somos capaces de superar cualquier obstáculo y alcanzar la grandeza que merecemos como nación. Así como con Malvinas esperamos algun día su recuperación, podemos también tener la esperanza con el Uruguay de la reunificación. La Victoria por sobre la derrota.

Canciones para el sentimiento:

Virgen de los 33, José Damiani

Tierra Hermana, Tango, Música: Guillermo Barbieri, Letra: Eugenio Cárdenas,  interpretado por Ana María Pfeiff

La cruzada, Tabare Etcheverry

Zamba de Artigas, Padre Federalismo. Homenaje. Roberto Rimoldi Fraga

Marcha Militar de Ituzaingó, Autor anónimo atribuida a Pedro I emperador de Brasil

Los orientales, Los Olimareños 

Cruzada de los 33 orientales por Anibal Luis Pardeiro

Tierra Hermana, Interpretado por Carlos Gardel, Autores: Eugenio Cardenas y Guillermo Barbieri.

Principales fuentes consultadas.

Guillermo Vazques Franco.  Traición a la Patria. Ed El mendrugo. 2021

José María Rosa, Historia Argentina, Tomo III y IV

El desembarco de los Treinta y Tres Orientales. Entrevista a Vazquez Franco por Canal 12

La Cruzada Libertadora. Wikipedia

Congreso de la Florida en Wikipedia. Wikipedia

El Congreso de las Provincias Unidas acepta la reincorporación de la Banda Oriental

La historia no contada de los 33 Orientales

Crónicas de 2 siglos 1823-2023 – Nro. 43

Agosto 1823

4 de Agosto

Reunión de los gobernadores de Entre Ríos y de Santa Fe, declarando su propósito de apoyar la causa oriental y al mismo tiempo invitar al de Corrientes y al de Buenos Aires a una empresa en común. Se firma un convenio entre los gobernadores de Santa Fe y Entre Ríos para apoyar a los orientales en su intento de liberarse del poder brasileño.

La respuesta de Lecor a Mansilla fue cortante. El 16 de Junio el Barón no le reconocía autoridad al gobernador para formular la reclamación y le recordaba que dicha provincia estaba incorporada “a la Confederación del imperio” y que, en todo caso, debía dirigirse al emperador del Brasil.

El Acercamiento de Santa Fe y Entre Ríos facilitaba aparentemente los propósitos de la comisión oriental y el 4 de agosto de 1823 se firmaron tratados en Paraná en los que la provincia de Entre Ríos se comprometía a participar en la campaña.

Pero era evidente que estas actitudes de Mansilla no se avenían con sus compromisos contraídos con la provincia de Buenos Aires ni con la misión García de Cossio. Y el propio Mansilla lo confiesa en sus Memorias, expresando que nunca pensó cumplir los tratados, encargándose él mismo de introducir cláusulas difíciles de llevar a efecto. De esta manera, Mansilla quedaba en paz con la diputación oriental y con Santa Fe, seguía las orientaciones porteñas y no se comprometía con el gobierno de Lecor, con el cual estaba obligado por el tratado de San José de diciembre de 1822.

Por otra parte, por entonces actuaba cerca de Mansilla, como hombre de consejo y confianza, el agente del Brasil Juan Florencio Perea. En las actas de la Comisión Imperial de Canelones, la que corresponde al 6 de septiembre, se consigna la aprobación de los detalles de un plan de Perea con el fin de trastornar las maniobras hostiles de Santa Fe y Entre Ríos y posibilitar la incorporación al imperio de la segunda, más Corrientes y Misiones. Incluso en carta que Perea envía a Herrera le expresa, entre otras cosas, haber logrado dominar a Mansilla.

Es difícil el alcance de lo de “dominar a Mansilla”, pero es sugestivo que ante la protesta de Lecor por el tratado, publicado en Amigos del País, de Montevideo, el gobernador entrerriano le explicara al barón, el 24 de agosto, que el convenio firmado (4 de agosto) era una consecuencia de la reunión celebrada en febrero de 1822. Añadía que los gobiernos de la Liga no podían comprometerse a la guerra sin que tres al menos opinaran en su favor y que Entre Ríos había adherido junto con Santa Fe por razones “que no es este lugar expresar”, subrayando que todavía faltaba la opinión de los otros dos gobiernos (Corrientes y Buenos Aires) y, conocida la posición de Rivadavia, daba a entender lo improbable que se llegara a la guerra.

No obstante las dificultades planteadas por Mansilla, el Cabildo persistió en sus esfuerzos y, tratando de lograr la cooperación de Buenos Aires y Entre Ríos, intentó sustituir a Lavalleja por Rondeau en el mando del ejército oriental de invasión. Pero el gobierno porteño no autorizó a Rondeau para ocupar el cargo; por su parte, Luis Eduardo Pérez, diputado todavía en Santa Fe, se opuso enérgicamente al paso que se quería dar porque la gente “espera a Lavalleja; éste tiene muchísima más opinión que el otro, no solo en los suyos sino hasta en los enemigos”.

Los últimos trabajos de los comisionados al litoral. Entre los que ahora actuaba Atanasio Lapido, fueron ineficaces por los obstáculos que porteños e imperiales opusieron al éxito de su empresa. Todo ello cuando en Montevideo se anunciaba un acontecimiento de extrema gravedad: el retiro de las tropas de Alvaro da Costa. 

En: Narancio, o.c.

8 de Agosto

Desde Santa Fe los delegados orientales Pérez y de Acha hacen saber al Cabildo su opinión negativa sobre la designación de Rondeau, sustituyendo a Lavalleja.

No me parece acertado que venga el General Rondeau a mandar; es indudable que causará un disgusto general en el pago. La gente consentida y espera a Lavalleja; éste tiene muchísima más opinión que el otro, no sólo en los suyos sino hasta en los enemigos, También puedo decir que los Jefes auxiliares están contentos y acordes con él, lo que con el General Rondeau, habría mil dificultades… Yo, vista la mala impresión que esta noticia ha causado, hago entender que no es cierta, y que aun cuando lo sea, que no tendrá efecto. V.E. mire con mucho pulso este asunto y contésteme sin pérdida de tiempo lo que determine.(Luis E. Pérez).

Fuente:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3 

16 de Agosto

Se firma un Tratado de Alianza entre el gobierno de Entre Ríos y el Cabildo Representativo de Montevideo para el auxilio a los movimientos independentistas

110. Art. 1o.: El Gobierno de Entre Ríos facilitará por lo pronto 300 hombres de caballería, a situarlos en la costa del Uruguay, a donde dirigirá el de Santa Fe igual o mayor fuerza dentro de 15 días, para de allí determinar el pasaje con los mejores conocimientos que se adquieran al fin de asegurar la empresa a que se dirigen cuyas medidas serán tomadas de acuerdo por ambos gobiernos, o por el que lleve la acción

de mandar en Jefe.

“Art. 2o.: Los gobiernos de Santa Fe y Entre Ríos invitarán a los de Buenos Aires y Corrientes para que se presten a cooperar en la empresa por la vía de hecho con los que puedan desprenderse en conformidad al Art. 2o. del tratado reservado celebrado con el Congreso cuadrilátero y al 2o. del público en el mismo”.

“Art. 3o.: El Gobierno de Montevideo proporcionará todos los recursos que precise el de Entre Ríos para hacer obrar en auxilio de aquel territorio, la fuerza que mueva a este objeto.

“Art. 5o.: Emprendidas las operaciones militares que se derivarán de este convenio, las partes contratantes solemnizan que por ningún pretexto se dará una parte, por pequeña que sea, a los caudillos y demás hombres perjudiciales que el Gobierno de Entre Ríos ha expulsado de su seno, a no ser que hayan merecido indulto; antes bien, se le entregarán en caso de ser aprehendidos, bajo la responsabilidad de conservarles las vidas.

“Art. 7o.: El Gobierno de Montevideo dará conocimiento a los jefes de la liga, o sea a los que se unen para su libertad, de la fuerza con que cuenta para el sostén de la guerra, en el término de veinte días.

“Art. 8o.: Los artículos de esta convención serán ratificados por los gobiernos que la promueven en el término de tres días.

“Una, es la idea madre que dirige el esfuerzo de todos. El Cabildo Representante de Montevideo la expresa categóricamente: “la Independencia Absoluta”; pero ese postulado, que infelizmente no llegó a concretarse en una Declaración explícita, provoca en el sentimiento de los hombres dirigentes dos tendencias, que si coinciden ambas en su pensamiento central de la Independencia Nacional, aparecen ligadas: una, a un pacto de unión con el Brasil, previo el reconocimiento expreso de determinadas condiciones para hacer efectiva la unidad; y la otra, en identidad de circunstancias con las entonces Provincias del Río de la Plata (Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe), vinculadas entre sí por el Pacto llamado del Cuadrilátero (25 de enero de 1822), que al celebrar la paz y amistad recíproca de las provincias reconocía la libertad y la Independencia de cada una. 1

Pero antes de proseguir el desarrollo de los sucesos que tuvieron por término el fracaso más absoluto de las esperanzas de Obes y Santiago Vázquez, veamos todavía hasta dónde llegó la convicción de los hombres de Montevideo, de llevar a solución la empresa por la Independencia proyectada en 1823. A fines del mes de julio, las comunicaciones todas de Santa Fe, daban como un hecho la proximidad de la invasión al territorio Oriental, y Estanislao López insinuaba la conveniencia de nombrar como generalisimo a Rondeau, propuesta que el Cabildo no aceptaba, manteniendo el nombramiento que hiciera en favor del teniente coronel Juan Antonio Lavalleja, como jefe de la expedición. En agosto, recibiánse todavía los Tratados celebrados por la Comisión Oriental y las Provincias de Santa Fe y Entre Ríos, esta última adherida por la influencia que ejerciera López en el ánimo de su gobernador Lucio Mansilla. Dichos convenios, que eran dos, uno público y otro secreto, debidamente firmados y ratificados por las partes, se remitieron para la aprobación de Montevideo, cuya autoridad capitular llenó ese requisito. Por el primero de los Tratados (celebrado éste tan sólo entre Montevideo y Santa Fe) en ocho artículos separados, formulábase un pacto ofensivo y defensivo, en la lucha a emprenderse contra el Brasil, y la especificación de que todos los recursos, municiones, armas y pago de soldados, serían de cuenta de Montevideo. En cuanto al segundo, es decir, el secreto, el cual hallábase firmado también por el representante de Entre Ríos, referíase a los contingentes para la formación de un ejército en la línea del Uruguay, comprometiéndose ambas provincias a formar, cada una, un cuerpo de trescientos hombres; a la solicitud que se haría a Buenos Aires para su participación en la guerra de acuerdo con el artículo 2° del Tratado reservado del Cuadrilátero; y, finalmente, a la declaración nuevamente expresada, que todos los gastos que necesitara realizar Entre Ríos, estarían a cargo de Montevideo. 2

Los Tratados no tuvieron cumplimiento, pero, aceptados de buena fe por Montevideo y promovidos a instancias de su Cabildo, demuestran en su celebración, el carácter de independencia de que aquella autoridad se creía investida, y, al mismo tiempo, el intenso deseo de llevar a cabo la campaña libertadora, llegando a ese fin, a costa de grandes sacrificios materiales. 3 El gobierno capitular realizó todavía otra clase de esfuerzos en pro de su alta idealidad de independencia”.

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1. Artículo I del Tratado de Cuadrilatero de 25 de enero de 1822. Colección Varela, Imp. Montevideo, 1848, pág. 22.

2. El Tratado público se encuentra inserto en la obra de Ramón Lasaga: “Historia de López”. El Tratado secreto lo tomamos de su texto original en el Archivo General Administrativo.

3. Según Adolfo Saldías (“Historia de la Confederación Argentina”), Estanislao López suscribió los tratados obligado por las penurias económicas de la provincia y con la idea de resarcirse ante los generosos ofrecimientos pecuniarios de la Comisión Oriental. (Tomo 1, pág. 177). En cuanto a Lucio Mansilla, su acción, díjose entonces, en 1823, fue neutralizada mediante una suma de dinero facilitada por Lecor. (Memoria de Lorenzo J. Pérez, “Revista Histórica” de Montevideo, tomo III, pág. 249.) En: Blanco Acevedo, o.c.

Fuentes:

https://www.entrerios.gov.ar/archivogeneral/userfiles/files/Fondo%20Gobierno/SERIE_III%20(3)%20(4).pdf

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3 

25 de Agosto

Batalla de Zepita, de resultado indeciso

La batalla de Zepita también conocida como batalla de Chua Chua fue un hecho de armas de la guerra de independencia peruana, ocurrido el 25 de agosto de 1823 en la llanura ubicada al norte de Zepita a orillas del lago Titicaca, entre el ejército peruano al mando del general Andrés de Santa Cruz y el Ejército Real del Perú bajo las órdenes del general español Jerónimo Valdés. 

Fuente:

https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Zepita

31 de Agosto

Batalla de Trocadero 

Fin del trienio liberal en España

Fue un encuentro bélico que puso fin al Trienio Liberal español (1820-1823) y restauró al monarca absolutista Fernando VII, dando inicio a la «Década Ominosa» (1823-1833). La intervención de tropas francesas llamadas los Cien Mil hijos de San Luis hizo acabar el enfrentamiento a favor del bando tradicionalista que se enfrentaba a la revolución constitucional. Renunciando a su compromiso de amnistía con los revolucionarios, el rey ordenó represalias despiadadas mientras estuvieron las tropas francesas. En los siguientes años fueron ejecutadas 30.000 personas. El rey además abolió nuevamente la Constitución de 1812, dando paso a una década absolutista llamada década ominosa por sus opositores de entonces y la mayor parte de los historiadores. 

Fuente:

https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Trocadero

Tratado de Alianza entre el gobierno de Entre Ríos y el Cabildo Representativo de Montevideo para el auxilio a los movimientos independentistas. 16 de Agosto de 1823

110. Art. 1o.: El Gobierno de Entre Ríos facilitará por lo pronto 300 hombres de caballería, a situarlos en la costa del Uruguay, a donde dirigirá el de Santa Fe igual o mayor fuerza dentro de 15 días, para de allí determinar el pasaje con los mejores conocimientos que se adquieran al fin de asegurar la empresa a que se dirigen cuyas medidas serán tomadas de acuerdo por ambos gobiernos, o por el que lleve la acción de mandar en Jefe.

Art. 2o.: Los gobiernos de Santa Fe y Entre Ríos invitarán a los de Buenos Aires y Corrientes para que se presten a cooperar en la empresa por la vía de hecho con los que puedan desprenderse en conformidad al Art. 2o. del tratado reservado celebrado con el Congreso cuadrilátero y al 2o. del público en el mismo”.

Art. 3o.: El Gobierno de Montevideo proporcionará todos los recursos que precise el de Entre Ríos para hacer obrar en auxilio de aquel territorio, la fuerza que mueva a este objeto”.

Art. 5o.: Emprendidas las operaciones militares que se derivarán de este convenio, las partes contratantes solemnizan que por ningún pretexto se dará una parte, por pequeña que sea, a los caudillos y demás hombres perjudiciales que el Gobierno de Entre Ríos ha expulsado de su seno, a no ser que hayan merecido indulto; antes bien, se le entregarán en caso de ser aprehendidos, bajo la responsabilidad de conservarles las vidas”.

Art. 7o.: El Gobierno de Montevideo dará conocimiento a los jefes de la liga, o sea a los que se unen para su libertad, de la fuerza con que cuenta para el sostén de la guerra, en el término de veinte días”.

Art. 8o.: Los artículos de esta convención serán ratificados por los gobiernos que la promueven en el término de tres días”.