Julio de 1822
3 de julio
Ley para la organización y el reclutamiento del Ejército.
Creo un Ejercito de permanente de 2500 plazas con ciento trece oficiales con mando directo de tropas. Estas tendrían en lo sucesivo dos tipos de reclutamiento: voluntario, por un plazo no menor de dos ni mayor de cuatro años, compulsivo, cuya práctica quedó pronto reducida al enganche de vagos o malentretenidos.
La reforma militar, aprobada por ley de la legislatura en noviembre de 1821, redujo drásticamente el aparato militar heredado de la década revolucionaria. El objetivo que se perseguía era doble: reducir los gastos del fisco frente a un ejército que resultaba muy oneroso de mantener una vez terminada la guerra de independencia y reorientar las fuerzas militares hacia nuevas metas.
En esta dirección, se pasó a retiro a los oficiales que tuvieran entre cuatro y veinte años de servicio con la tercera parte de su sueldo, a los que tuvieran entre veinte y cuarenta años de antigüedad con la mitad de su sueldo y a los que contarán con más de cuarenta años se les concedió el derecho a percibir la totalidad del sueldo. En virtud de esta ley fueron retirados más de doscientos oficiales, quedando reducido el ejército a unos 2500 hombres y 135 oficiales.
Aunque el proyecto original preveía que una parte significativa de ese ejército estaría constituida por soldados contratados y el resto por reclutados, rápidamente se manifestó la dificultad para cubrir las plazas previstas. Se recurrió, entonces, al creciente reclutamiento de «vagos y mal entretenidos» –sectores a los que también intentaba disciplinar el gobierno– y al necesario complemento de las milicias, que fueron reorganizadas según una ley dictada en 1823. Se creó, así, un nuevo ejército regular que acompañado por las fuerzas milicianas, se orientó hacia la frontera y la campaña, pasando a ser la defensa de los ataques indígenas una de sus tareas fundamentales. Entre otras cuestiones, la razón que motivó el apoyo de los sectores dominantes de la campaña al gobierno surgido de la crisis del año ’20, fue su firme propósito de defender la frontera y, con ella, la expansión ganadera que comenzaba a darse en el campo bonaerense.
Fuentes:
Las reformas rivadavianas en Buenos Aires y el Congreso General Constituyente (1820-1827) por Marcela Ternavasio
Registro oficial (de la provincia de Buenos Aires).
EL FRENTE ESTE. Rivadavia y la Guerra contra el Brasil de 1827
Participantes:
Bernardino Rivadavia, Martín Rodriguez, Fernández de la Cruz
2 de julio
Las tropas portuguesas radicadas en Brasil evacúan Bahía y regresan a Lisboa.
9 de julio
Oficio del Ministro de Negocios Extranjeros Silvestre Pinheiro Ferreira al Srio. de las Cortes Juan Bautista Felgueiras advirtiendo sobre el estado actual de la Prov. Cisplatina y su anexión a Portugal.
“Dominada la Banda Oriental, Portugal quiso perfeccionar la posesión de hecho mediante esta fórmula jurídica con la cual intentaba evitar los compromisos que la irregular, injusta, ilegal e impolítica ocupación militar traía en el plano diplomático frente a los países interesados en la suerte de esta Provincia, esto es, España y algunas de las provincias que habían formado parte del Virreinato del Río de la Plata”.
Mas, precisamente, ese acto, por el cual se declaraba de un modo formal y en carácter definitivo la anexión de la Provincia Oriental a la Monarquía portuguesa, levantó una inmediata resistencia que tuvo consecuencias en el futuro desenvolvimiento político ya que, evidentemente, sirvió para que fuese cobrando forma una conciencia revolucionaria en los habitantes de la Provincia. Surgen, así, muy pronto,
en el año de 1822, los primeros proyectos de acción de los orientales contra los conquistadores, alentados, a la vez, por condiciones circunstanciales favorables.
Participantes: Silvestre Pinheiro Ferreira
Fuentes:
Cronología Histórica Documentada – Tomo 3 – Walter Rela
24 de julio
Proclama de Álvaro da Costa declarando obediencia a Lisboa.
“Cedemos nuevamente la palabra a João Manuel Pereira da Silva («Historia da Consolidação do Imperio Brazileiro”):
Decretada la elección de una asamblea constituyente y legislativa en el Brasil, el general Saldanha, presidente de la Junta Gubernativa de Río Grande, se negó a obedecer, fundándose en que ese acto significaba la independencia del Brasil y su separación de las Cortes Portuguesas. El Ministerio le dió orden de salir de la Provincia, y él se embarco para Lisboa. Su ejemplo fué imitado por la Junta de Montevideo, dominada por el brigadier don Alvaro da Costa. En su proclama de 28 de junio de 1822, establecía la Junta su resolución de obedecer exclusivamente a las Cortes de Lisboa y recordaba a las tropas y al pueblo “que la Provincia Cisplatina había sido conquistada por las armas portuguesas y que no debía dignamente separarse de la causa de Portugal para seguir la suerte del Brasil”. Lecor aceptó la proclama, pero al llevarla a conocimiento de Don Pedro le expresaba particularmente su resolución de obedecerle en tanto cuanto él ordenara. “No tardó Don Pedro en suprimir dicho consejo militar y en ordenar que Lecor reasumiese toda la autoridad de la Provincia, cumpliera las órdenes transmitidas y concediese baja a cuantos soldados y oficiales inferiores lo solicitasen” (decreto de 24 de julio de 1822).
Cuando Lecor puso en conocimiento de sus colegas el decreto del príncipe regente en que se declaraba disuelta la Junta o Consejo Gubernativo militar y se le nombraba gobernador de la Provincia, don Alvaro da Costa y sus amigos desacataron la orden, y de acuerdo con algunos oficiales superiores declararon que la División portuguesa sólo obedecería a las Cortes de Lisboa. Lecor abandonó aterrorizado, la plaza de Montevideo el 11 de septiembre y se retiró a Canelones, donde proclamó a los pueblos y a las tropas brasileñas a nombre de Gobierno de Don Pedro, rodeado por soldados y oficiales brasileños. “Prefirieron también los habitantes de la Provincia seguir la suerte de Lecor, del Brasil y del príncipe regente, en vez de la de Portugal y sus Cortes, que por ser de Europa no les merecían simpatías. Fructuoso Rivera fué uno de los primeros orientales que al frente de un regimiento cisplatino corrió al lado de Lecor, Ie prestó su apoyo y su sujeción a Don Pedro de Alcántara y a la unión brasileña. El propio síndico de Montevideo abandonó sus funciones de la ciudad y se estableció en Canelones, protestando su fidelidad. Numeroso pueblo y un importante núcleo de soldados reunió Lecor en poco tiempo bajo su mando, a expensas de la población de Montevideo, cuya memoria no quería ponerse a las órdenes de don Alvaro da Costa”.
Agrega Pereira da Silva (invocando un discurso del doctor Obes a Don Pedro en septiembre de 1822) que cuando se produjo la lucha entre Lecor y don Alvaro en Montevideo, “el síndico escribió al diputado Lucas José Obes, que se hallaba en Río de Janeiro., encargándole que anunciara al príncipe que la Provincia se conservaría fiel y no reconocería otra autoridad que la suya”.
Participante: Álvaro da Costa
Fuentes:
En: Eduardo Acevedo, o.c. Cronología Histórica Documentada – Tomo 3 – Walter Rela
26 de julio
Entrevista de Guayaquil, en la cual San Martín cede a Bolívar la responsabilidad de terminar con la Guerra de Independencia en el Perú.
Veamos ahora los antecedentes de la entrevista. Bolívar había acariciado siempre el plan de federación entre estas repúblicas, una vez libres de la dominación española y luego que se supo la ocupación de Lima por los patriotas, determinó enviar al sur un representante suyo que preparara los ánimos para la federación. En Enero de 1822 escribía con este fin a O’Higgins y le anunciaba el envío de D. Joaquín Mosquera, como ministro plenipotenciario de Colombia. Otro tanto hizo con San Martín, que simpatizaba con este plan, pues ya en su proclama a los limeños de 13 de Noviembre de 1818, decía: “La unión de los tres estados independientes (Argentina, Perú y Chile) acabará de inspirar a España el sentimiento de su impotencia y a los demás poderes el de la estimación y del respeto. Afianzados los primeros pasos de vuestra existencia política, un Congreso central, compuesto de los representantes de los tres Estados, dará a su respectiva organización una nueva estabilidad y la constitución de cada uno, así como su alianza y federación perpetua se establecerán en medio de las luces de la concordia y de la esperanza universal”. Conociendo las ideas de Bolívar y de San Martín sobre ellos no es difícil adivinar en qué discreparon y en qué convinieron. La anexión de Guayaquil a Colombia era un hecho y sobre él no cabía discusión alguna. Bolívar se había excedido, sin duda, y se olvidó de aquella frase que puede leerse en su carta a San Martín de 22 de Junio de 1822: “la espada de los Libertadores no debe emplearse sino en hacer resaltar los derechos del pueblo”, pero tenía de su parte el haber sido Guayaquil parte integrante de la Nueva Granada. El envío de tropas al Perú no ofreció dificultades, porque ya Bolívar había resuelto enviar a Paz del Castillo con 1.400 hombres esto es con un contingente casi idéntico al de la división auxiliar de Santa Cruz, pero San Martín hubo de manifestarle que esto no bastaba y que se hacía necesario mayor número de soldados para poner fin a la guerra. Fue entonces que San Martín, con magnánimo desinterés, se ofreció a militar a las órdenes de Bolívar si éste pasaba al Perú al frente de sus divisiones. Bolívar, no por cortesía, sino porque la presencia de uno y otro en el ejército habría de crear dificultades, no aceptó”.
Participantes: Simón Bolivar, José de San Martín
Fuentes:
En: Guillermo Ugarte Chamorro, Historia del Perú. Citado por Walter Rela Tomo III
https://es.wikipedia.org/wiki/Entrevista_de_Guayaquil
31 de julio
La provincia libre de Guayaquil se convirtió en el Departamento de Guayaquil, que a su vez formó parte del Distrito del Sur de la Gran Colombia
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Guayaquil