Cruzada Libertadora de los 33 orientales

Campaña de recuperación de la Provincia Oriental

(19 de abril de 1825)

Por Carlos Emilio Biscay, carlos.biscay@gmail.com

“La gran nación argentina, de que sois parte, tiene gran interés en que seáis libres, y el Congreso que rige sus destinos no trepidará en asegurar los vuestros.”

Juan Antonio LAVALLEJA

19 de Abril de 1825

Si en el siglo XX se produjo la campaña militar de Malvinas cuyo objeto fue la recuperación de un territorio argentino en manos inglesas. En el siglo XIX de la misma manera se desarrollará una campaña aún más prolongada por la recuperación de nuestro territorio de la Provincia Oriental del Río de la Plata de manos del Imperio del Brasil. Dicha ocupación había sido iniciada por la fuerza en 1817 y resistida por Artigas hasta su derrota en 1820. Para 1825 el Imperio del Brasil había completado la ocupación y control total del territorio renombrado como “Provincia Cisplatina”.

La campaña de recuperación de la Provincia Oriental está prácticamente olvidada del lado occidental del Río de la Plata, mientras que los orientales (uruguayos) recuerdan cada 19 de abril desde 1825 el desembarco de un pequeño grupo de patriotas al mando de Lavalleja que había partido de las costas de San Isidro en la provincia de Buenos Aires, cuyas consecuencias fueron la guerra entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata o República Argentina entre 1825 y 1828.

Lo primero que hay que decir que esta campaña no es un proyecto de uruguayos para recuperar su país como ha quedado sugerido en nuestros libros de historia escolar.  Es la campaña de un grupo de unos 45 argentinos de diferentes provincias (incluido un mozambiqueño) con una importante cantidad de orientales, cuyo objetivo fue devolver ese territorio a la hermandad de las demás Provincias, tal como fue el operativo Rosario para el caso de Malvinas. Posteriormente se llamó “Cruzada libertadora de los 33”.

La campaña añorada y cuidadosamente preparada por años contó con el apoyo económico de algunos ganaderos y saladeristas de la provincia de Buenos Aires y de la provincia oriental.

La primera reunión para iniciar un movimiento armado se realizó en 1820, cuyos partícipes fueron Manuel Oribe e Ignacio Oribe, el saladerista oriental Pedro Trapani y Simón del Pino, Luis Ceferino de la Torre y Manuel Meléndez.

A primeros de 1823 Lavalleja encomendó a Gregorio Sanabria, quien en 1825 sería uno de los Treinta y Tres, para que desde Buenos Aires pasará a Colonia, San José y Soriano, donde contactó con varios patriotas, preparando la gesta libertadora. De estas gestiones informó Sanabria al Libertador, mediante carta del 14-3-1823, custodiada en el archivo general de Entre Ríos.

Durante todo el año 1824 los patriotas trabajaron intensamente, impulsados fundamentalmente por Lavalleja, Oribe y Trapani, contactando a muchos orientales exiliados en 1825 a Buenos Aires, consiguiendo el concurso de muchos de ellos como Pablo Zufriátegui, Manuel Oribe, Atanasio Sierra, Basilio Araujo etc., atando entre ellos fidelidades con los caudillos de las luchas anteriores que estaban en las provincias del litoral o en la misma Banda Oriental, como Tomás Gómez de Soriano o Andrés Latorre de Entre Ríos; llegando, también, a comunicarse con algunos líderes continentales, Bolívar entre ellos.

Juan Manuel de Rosas, fue uno de los representantes más caracterizados de ese grupo de ganaderos que  además realizó actividades de inteligencia previos a las operaciones en el territorio de la Provincia ocupada. Los ricos hacendados  Pascual Costa, Juan José de Anchorena, Julián Pacheco de Melo,​ Miguel Riglos, Ramón Larrea, Félix de Álzaga, Juan Pedro Aguirre y Mariano Fragueiro, entre otros, también financiaron con dinero.

En 1868 Rosas brindaba desde su exilio en Southampton datos curiosos acerca de esa expedición:

«Recuerdo, [dice], al fijarme en los sucesos de la Provincia Oriental la parte que tuve en la empresa de los 33 patriotas». Refiere al itinerario y el objeto aparente de su viaje, tal como queda narrado, y agrega: «Ello crea una trampa armada a las autoridades brasileras en esa provincia (la Oriental) para que no sospecharan el verdadero importante objeto de mi viaje, que era conocer personalmente la opinión de los patriotas, comprometerlos a que apoyasen la empresa, y a ver el estado y número de las fuerzas brasileras. Así procedí de acuerdo en un todo con el ilustre don Juan Antonio Lavalleja; y fui también quien facilitó una gran parte del dinero necesario para la empresa de los Treinta y Tres Orientales…»

Este compromiso por parte del sector saladerista se debía principalmente a la necesidad, de este incipiente mercado, de contar con la gran riqueza pecuaria de la Banda Oriental, que tradicionalmente era una de sus fuentes básicas de materia prima. Desde la Invasión Luso-Brasileña las vacas orientales eran robadas y vendidas masivamente hacia el sur de Brasil, donde funcionaba una próspera industria saladeril. 

El gobierno de las Provincias Unidas simuló todo lo que pudo su neutralidad, mientras se iban gestando los preparativos de la expedición,  pese a las protestas brasileñas. En simultáneo el gobierno hizo acciones diplomáticas en el intento de lograr la devolución de la Provincia tratando de evitar la guerra, las que resultaron infructuosas.

Posiblemente los conspiradores decidieron pasar a la acción a partir del 21 de enero de 1825, cuando el general Sucre derrotaba a las últimas fuerzas realistas en la Batalla de Ayacucho y culminó el proceso de la independencia anticolonial y entonces de esta manera quedaba liberado de necesidad de tropas y defensa el frente norte.

El punto cúlmine de la primera etapa de la campaña libertadora fue justamente el 25 de agosto de 1825, donde un Congreso reunido en la Florida (Uruguay) va a declarar en sus famosas leyes la independencia del Brasil y su decisión de formar parte de la Provincias Unidas. De esta manera, el éxito coronaba el comienzo de la campaña cuya proclama a los “Argentinos orientales” había iniciado la lucha y desde ese momento la Argentina se había reunificado.

Leyes de la Florida

La Ley de Independencia declaraba:

(…) írritos, nulos, disueltos y de ningún valor para siempre, todos los actos de incorporación, reconocimientos, aclamaciones y juramentos arrancados a los Pueblos de la Provincia Oriental, por la violencia de la fuerza unida a la perfidia de los intrusos poderes de Portugal y el Brasil (…) libre e independiente del Rey de Portugal, del Emperador del Brasil y de cualquier otro del universo y con amplio y pleno poder para darse las formas que en uso y ejercicio de su Soberanía, estime convenientes.

La Ley de Unión declaraba:

La H. Sala de Representantes de la Provincia Oriental del Río de la Plata en virtud de la soberanía ordinaria y extraordinaria que legalmente reviste para resolver y sancionar todo cuanto tienda a la felicidad de ella, declara: que su voto general, constante, solemne y decidido es, y debe ser, por la unidad con las demás Provincias Argentinas a que siempre perteneció por los vínculos mas sagrados que el mundo conoce. Por tanto, ha sancionado y decreta por ley fundamental la siguiente: Queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser la libre y espontánea voluntad de los Pueblos que la componen, manifestada con testimonios irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer período de la regeneración política de dichas Provincias. Dado en la Sala de Sesiones de la Representación Provincial, en la villa de San Fernando de la Florida, a los veinticinco días del mes de agosto de mil ochocientos veinticinco.

La Ley de Pabellón. Establecía, como enseña de la Provincia, un pabellón:

compuesto de tres franjas horizontales, celeste, blanco y punzó, por ahora, hasta tanto que, incorporados los diputados de esta Provincia a la soberanía nacional, se enarbole el reconocido por el de las unidades del Río de la Plata a que pertenece.

Lo segundo que también hay que decir es que jamás, jamás estuvo en la idea de nadie y menos de Artigas la idea de una independencia y soberanía absoluta. No se puede pensar tampoco que todos los orientales lo consideraban su jefe y estuvieran de acuerdo en sus ideas y lo apoyaran.  Cuando por ejemplo Artigas abandona el 2do sitio de Montevideo con algunos regimientos, otro Artigas (Manuel Francisco), Pagola se quedan. El conflicto ideológico y de poder no estaba entre una orilla y la otra, no había uruguayos y argentinos en disputa territorial, sino que era transversal a esa sociedad de las provincias, entre quienes buscaban el centralismo y quienes un sistema federal.

La guerra con el Brasil duró finalmente hasta el 27 de agosto de 1828, cuando como producto de las negociaciones de paz mediadas por Inglaterra los representantes del Brasil y la Argentina firmaron la paz y la Provincia Oriental fue declarada independiente por las partes contratantes, sin la intervención de ningún ciudadano oriental que debieron aceptar sin ningún reclamo la amputación de ese territorio del resto de las provincias.

Así pues, de la misma manera que recordamos Malvinas deberíamos recordar esta campaña donde otra vez debimos enfrentarnos al poder de Gran Bretaña no militar pero si diplomatico.  La pérdida de la Provincia Oriental tuvo consecuencias mucho más graves que la derrota transitoria de Malvinas. Perdimos no solo un importante territorio, se abandonó a su suerte a una población argentina sin voz ni voto, quedaron sin demarcar los límites entre el Imperio del Brasil y el naciente Estado Oriental lo que fue en el menoscabo de su integridad territorial por décadas: se perdieron además las misiones orientales,  el Río de la Plata se convirtió en un río Internacional, perdimos los puertos de Montevideo y Maldonado entre otros.  Si hubo un proceso de desmalvinización hay que pensar que hubo también un proceso de olvido de esta campaña, ganada en el terreno militar y malversada en el campo diplomático y tergiversada en su relato histórico popular.

Pronto se cumplirá el bicentenario del inicio de estos gloriosos hechos,  sugiero festejarlo también de este lado del Río de la Plata y honrar a nuestros héroes: Lavalleja, Alvear, Brown, Oribe, Paz, Lavalle, Rivera, Brandsen, Chilavert, Rosas y tantos otros argentinos de uno u otro lado del Río de la Plata que se empeñaron y algunos entregaron sus vidas por la Patria. De esos tiempos resuenan sus nombres aún en las calles y localidades: Sarandí, Rincón, Camacuá e Ituzaingó, Juncal, Quilmes y Carmen de Patagones…

El 4 de no­viembre de 1828 con el retiro de los diputados orientales de nuestro Congreso Nacional – serán los únicos en no votar la independencia uruguaya- quedará aprobado el tratado de Paz y la amputación de la Provincia.  Terminaron así  los últimos años de la Argentina completa y no mutilada.

El Juramento de los Treinta y Tres Orientales, Juan Manuel Blanes

Un canción y un sentimiento:

Tierra Hermana, Tango, Música: Guillermo Barbieri, Letra: Eugenio Cárdenas,  interpretado por Ana María Pfeiff

Principales fuentes consultadas.

Guillermo Vazques Franco.  Traición a la Patria. Ed El mendrugo. 2021

José María Rosa, Historia Argentina

https://es.wikipedia.org/wiki/Cruzada_Libertadora

Batalla de Las Piedras

“Ambas Piedras, Salta y Tucumán” del  Himno Nacional Argentino

Hay una estación de subte en el Microcentro de Buenos Aires, a unas pocas cuadras de la Plaza de Mayo,  se llama “Piedras” que viene de la calle Piedras sobre la que está ubicada, exactamente Piedras y Av. de Mayo. Vaya manera de nominar una calle o una estación.. ¿no? Uno podría pensar que quizás sería ahí un lugar de piedras en otras épocas. ¿Porqué “Piedras”?

Su fama  viene de un acontecimiento ocurrido el 18 de mayo de 1811.  Casi un año después del 25 de mayo de 1810, se libra en suelo de la actual República del Uruguay la Batalla de Las Piedras, que hoy, le da además el nombre a la Ciudad de las Piedras que se creció en ese lugar, a un poco más de 20 km de Montevideo.

El recientemente nombrado Teniente Coronel José Artigas, comandó las fuerzas criollas orientales (uruguayos)  que a nombre de la Primera Junta Patria y bajo el mando general de Manuel Belgrano – que se encontraba en suelo oriental-  libró esa batalla contra las fuerzas de los realistas del virrey del Rio de la Plata Francisco Javier de Elío . Esta operación militar que contó con otras columnas y que tuvo otros combates pondría sitio a Montevideo y poco tiempo de después caía Colonia del Sacramento en manos de los patriotas.

Fue sin duda una importante batalla y la única que libraría Artigas contra los Españoles, logrando el control de todo el territorio menos de Montevideo. Hubo otra batalla de las Piedras librada en septiembre de 1812 en el norte actual de la República Argentina, curiosamente  Manuel Belgrano era el jefe del Ejército también, aunque ninguna de estas batallas homónimas participó directamente.

El Uruguay conmemora la fecha con diferentes festejos y es el día de su Ejercito Nacional. El Himno argentino – creado en 1813 – ha de recordarlas cantando junto a otras 2 batallas ….  Ambas Piedras, Salta y Tucumán”