Instrucciones acordadas por el Congreso de Tucumán en 1816, para el desempeño de sus comisionados ante el General Lecor, Jefe de las fuerzas portuguesas invasoras del Uruguay Sesión secreta del 4 de Septiembre de 1816.

Reunidos los Señores D. D. del Congreso en la sala de sesiones a las
nueve y media de la mañana de éste día, con asistencia de los que se
anotan al margen, hecha señal por el Sr. Presidente y discutidos en
primera hora los particulares, que consta de la Acta pública de este
mismo día en el libro respectivo, mandada despejar la barra se procedió a
la lectura del proyecto de Instrucción tirado por la Comisión encargada de
su formación, que lo había presentado días ha y no había podido
examinarse hasta el presente. Tomado en consideración su contenido con
el detenimiento y circunspección que demandaba la naturaleza del más
importante quizá de todos los asuntos que podía ofrecerse a la
representación soberana de los Pueblos de Sud América, y acordadas
previamente a unanimidad dos adiciones, exprimió cada uno de los
Señores Diputados su dictamen acerca de los artículos restantes de dicho
proyecto de Instrucciones por medio de una votación, cuyo resultado final
fue que quedaban sancionadas en todas sus partes, y en los mismos
términos que estaban concebidas, con las adiciones indicadas, y con la
calidad de sin perjuicio de añadir en lo sucesivo otros artículos que se
consideren necesarios, como también de reformar o revocar alguna
cláusula, o cláusulas según la exigencia de las circunstancias, todo lo que
fue resuelto por una mayoría de veintidós votos conformes de toda
conformidad. Y el tenor de dichas instrucciones es como sigue:
Reservadas. Con el interesante objeto de instruirse a fondo de las
miras políticas del gobierno del Brasil, para de este modo asegurar el
mejor éxito de su misión, deberá el enviado ponerse en comunicación con
don Nicolás Herrera, luego que lo verifique le manifestará su autorización
para tratar con el general en Jefe de la expedición portuguesa, el Teniente
General don Federico Lecor, obrando con la franqueza que exige la
importancia de un negocio en que debe presidir la buena fe animada del
interés por la paz y felicidad de estos pueblos. La base principal de toda
negociación será la libertad e independencia de las provincias
representadas en el congreso, 84 que éste ha publicado solemnemente y
aquellas han jurado defender a toda costa.
Bajo de éste principio, del que, al cabo de más de seis anos de
revolución y sacrificios será absolutamente imposible separar a los
pueblos, procurará el comisionado tomar de don Nidias Herrera, los más
luminosos conocimientos sobre cuanto conduzca al objeto de su comisión
y principalmente para entrar a hablar y tratar con el general Lecor, y le
exigirá a aquel las transacciones celebradas por García, con el Gobierno
del Brasil, las que remitirá por conducto seguro al Supremo Director del
Estado, con toda la posible rapidez y con una exposición de las
observaciones que hubiere hecho relativas a su espíritu, conveniencia o
disconveniencia; y si no se las franquease porque acaso no estén en su
poder, le exigirá la noticia o idea que tenga de ellas y la trasmitirá al
expresado Supremo Director con la exposición indicada.
Tanto a Herrera como al general Lecor, luego que entable su
comunicación procurará orientarles del verdadero estado de estos
pueblos desimpresionándolos de las ideas exageradas que acaso habrán
formado del desorden en que nos suponen haciéndoles ver que después
de la instalación del Congreso, nombramiento de Supremo Director, organización de los ejércitos con oficiales de honor y otras diferentes reformas, ha acallado casi del todo la anarquía pues los pueblos en general, sus jefes y particularmente los generales de los ejércitos, están penetrados de la más profunda obediencia y sumisión a la soberanía y
que si en algunas partes se siente unos u otros leves desórdenes, son
como las últimas llamas de un incendio que acaba de apagarse, que tan
lejos de presentar el menor peligro, conducen a que sea totalmente
extinguido.
Les manifestará el grado de respetabilidad en que se hallan nuestros
ejércitos, los esfuerzos de las provincias por aumentarlos diariamente,
dirigidos por el soberano congreso, las fundadas esperanzas de progresar
en Chile, cuyo pueblo entusiasmado y lleno de desesperación contra el
enemigo que lo oprime, espera con ansias nuestro ejército, superior al de
Lima en subordinación y disciplina, y nada inferior en número, que debe
emprender pronto la recuperación de aquel territorio y que no son
menores las de arrojar del Alto Perú, las legiones que lo ocupan pues
padecen una continua disminución por la constante guerra de recursos
que le hacen los naturales ayudados de diferentes divisiones del ejército,
que comandadas por oficiales de crédito, y prácticos del terreno le llaman
la atención por todas partes, le dan continuos golpes de sorpresa, y le
impiden penetrar estos países a pesar de las desgracias de Vilcapugio,
Ayohuma y Sipe-Sipe: resultando de todo ello que el ejército de Santa
Cruz y demás divisiones indicadas toman un incremento tan notable que
acaso ellas solas bastarán para acabar con el enemigo,, u obligarlo a
desistir del empeño de sostenerse en el Perú.
Les hará ver que los pueblos recelosos de las miras que podrá tener
el Gabinete Portugués sobre esta Banda, se agitan demasiado y esta
agitación les hace expresar el deseo de auxiliar al general Artigas, por
cuya razón el gobierno de estas provincias querría pruebas de la
sinceridad y buenos sentimientos de aquel gabinete, capaces de aquietar
los recelos de sus habitantes, pues sólo con el objeto de tranquilizarlos, ha
enviado un oficial parlamentario que solicite del general Lecor, el de su
expedición militar sobre este río y territorio de la Banda Oriental, no
obstante las indicaciones con que se haya el congreso de las disposiciones
amigables de S. M. F. (Su majestad fidelísima) .
Con este motivo, les hará entender que si el objeto del Gabinete
Portugués es solamente reducir a orden la Banda Oriental, de ninguna
manera podrá apoderarse del Entre Ríos, por ser este territorio
perteneciente a la provincia de Buenos Aires, que hasta ahora no lo ha
renunciado el Gobierno, ni cedido a aquella Banda.
También les expondrá la grande aceptación del Congreso entre las
provincias y la confianza de éstas en sus deliberaciones; y que a pesar de
la exaltación de ideas democráticas que se ha experimentado en toda la
revolución, el Congreso, la parte sana e ilustrada de los pueblos, y aún el
común de éstos están dispuestos a un sistema monárquico constitucional
moderado bajo las bases de la constitución inglesa, acomodados al estado
y circunstancias de estos pueblos de un modo que asegure la tranquilidad
y orden interior y estreche sus relaciones e intereses con los del Brasil,
hasta el punto de identificarlos en la mejor forma posible.
Procurará persuadirles el interés y conveniencia que de estas ideas
resulta al Gabinete del Brasil en declararse protector de la libertad e
independencia de estas provincias, restableciendo la casa de los Incas y
enlazándola con la de Braganza sobre el principio por una parte de que
unidos ambos estados se aumentará sobre manera el peso de este
continente hasta poder contrabalancear al del viejo mundo y cortar los
lazos que detendrán los pasos de su política y le embarazarán la marcha
natural a sus altos destinos; que por otra parte presentarán a su
subyugación obstáculos dificilísimos e insuperables la obstinada
resolución de estos pueblos de no existir sino en clase de una Nación: las
grandes distancias casi desiertas en que están colocadas las ciudades que
imposibilitan la traslación de ejércitos de unas a otras; la proporción
exclusiva para hacer a todo enemigo la guerra de recursos, guerra que
habiendo arruinado los ejércitos del país y contenido las marchas del que
ocupa el Perú, sin embargo del particular conocimiento del terreno, a la
larga concluiría con los ejércitos extranjeros por grande que fuesen sus
fuerzas; la antipatía que por ahora existe entre los habitantes de estas
provincias y las del Brasil, producida generalmente entre los países
limítrofes de diferentes estados e idioma, y fomentada entre nosotros por
los españoles, y la diversidad de carácter, costumbres, habitudes e ideas
derivadas de las diversas leyes que nos han gobernado desde la conquista,
y de la revolución que han experimentado estos pueblos.
Si después de los más poderosos esfuerzos que deberá hacer el
comisionado para recabar la anterior proposición, fuese rechazada,
propondrá la coronación de un Infante del Brasil, en estas Provincias o la
de otro cualquier Infante extrajera, con tal que no sea de España, para
que enlazándose con alguna de las Infantas del Brasil, gobierne este País,
bajo de una constitución que deberá presentar el congreso. En caso de
aceptarse por parte del Gobierno Portugués cualquiera de las
proposiciones que se hacen, exigirá el enviado que él tome a su cargo el
allanar las dificultades que presenta la España.
Si ninguna de las proposiciones anteriores fuese admitida, tratará el
comisionado de hacerles ver con las razones ya apuntadas en esta
instrucción, la imposibilidad de que estos pueblos entren por otro Partido
(esforzándolas y agregando las demás que le ocurran) y los males que se
causará el mismo Gobierno del Brasil, por un empeño que no le hará
jamás honor ante el Tribunal de la Justicia y a presencia de las naciones
civilizadas, y que le atraerá el odio y la execración eterna de estos Pueblos
y demás del continente y de todo dará cuenta al Soberano Congreso por
conducto del Supremo Director del Estado.
Si durante el curso de estas negociaciones fuese acaso reconvenido
por algunos auxilios que el Gobierno de estas provincias hubiese dado al
General Artigas, satisfará manifestando que él no ha podido prescindir de
este paso por no haber tenido hasta ahora del Gabinete Portugués, una
garantía pública que asegure a este territorio de sus miras justas, pacíficas
y desinteresadas, pues de lo contrario se expondría a excitar la
desconfianza de los pueblos y que entrando estos en una convulsión
general, se frustrasen los objetos de ambos gobiernos, dirigidos
seguramente a poner en paz estas provincias y fijar las bases de su eterna
felicidad, estrechando las relaciones de uno y otro Estado e identificando
sus intereses del modo más conforme a sus circunstancias.
En orden a los demás particulares que incidan en esta negociación y
no estén expresados en estas instrucciones se arreglará el comisionado a
los principios y espíritu de ellas y demás conocimientos que se le han
suministrado, obrando con toda la prudencia y circunspección, que exige
la importancia y delicadeza del negocio, y teniendo muy presente que
cualquier punto relativo a esta comisión en que llegaren a convenir, no
podrá tener efecto hasta la deliberación del congreso, en cuya virtud
deberá elevar por conducto del Supremo Director, a la Soberanía,
cualquier tratado o convenio para su sanción. Tucumán, septiembre 4 de
1816.
Reservadísimas. Debiendo el comisionado obrar con todos los conocimientos que sean conducentes al objeto de su comisión tendrá muy presente las comunicaciones, así de oficio como confidenciales, hechas por García a los Ex-Directores Alvarez y Balcarce y las de éstos a aquel sobre relaciones del Gobierno de estas Provincias con el del Brasil, de las
que se les franquearán copias íntegras por el nuevo Director.
No obstante la franqueza que debe manifestar el comisionado a Herrera, procurará con toda prudencia, circunspección y sigilo, orientarse por personas que puedan instruirle, o del modo que crea más conveniente, de la conducta pública de Herrera y García en el Brasil y de las intenciones y sentimientos que les hubieran traslucido con respecto a dicha Corte y a la de España y dará noticia de ellas al Congreso por conducto del Supremo Director exponiendo los fundamentos de la opinión que forme en este particular. Por lo mismo mientras no se halle completamente cerciorado de los sentimientos y buena fe de Herrera, no usará con él de más franqueza que la que considere muy necesaria.
Procurará indagar con toda cautela si hay algunos tratados y
convenciones entre los Gabinetes del Brasil, España e Inglaterra para la
subyugación de las Américas o de este territorio o para algún otro intento,
o cuales son las miras de estos gobiernos, y de todo dará cuenta al
Soberano Congreso por el conducto indicado.
Si se le exigiere al comisionado que estas provincias se incorporen a
las del Brasil, se opondrá abiertamente manifestando que sus
instrucciones no se extienden a este caso y exponiendo cuantas razones se
presenten para demostrar la imposibilidad de esta idea y los males que
ello produciría al Brasil. Pero si después de apurados todos los resortes de
la política y del convencimiento, insistieran en el empeño, les indicará
(como una cosa que sale de él y que es lo más a que tal vez podrán
prestarse estas Provincias) que formando un estado distinto del Brasil,
reconocerán por su monarca al de aquel mientras mantenga su Corte en
este continente, pero bajo una constitución que le presentará el Congreso;
y en apoyo de esta idea, esforzará las razones que se han apuntado en las
instrucciones que se le dan por separado de estas y demás que puedan
tenerse en consideración. Más cualquiera que sea el resultado de esta
discusión lo comunicará inmediatamente al Congreso por conducto del
Supremo Director.
Desde que el comisionado se ponga en comunicación con don
Nicolás Herrera, tratará con toda reserva de imponerse de la fuerza
portuguesa y de la del General Artigas, observará los movimientos y
progresos de uno y otro y según lo que deduzca de sus observaciones, verá
si conviene acelerar las negociaciones, o retardarlas, ínterin estas
provincias aumentan su fuerza y mejoran su situación logrando ventajas
por el Perú o Chile, más si las armas portuguesas progresasen
notablemente, procurará concluir los tratados, o restableciéndose la casa
del Inca enlazada con la de Braganza, o coronándose en estas Provincias
un Infante de Portugal u otro extranjero que no sea de España, según y
con las calidades prevenidas en las instrucciones separadas que se le han
dado con esta fecha.
Si observare que el General Lecor, trata de entretener el tiempo con
ambig􀀁edades, buenas palabras, o proposiciones inadmisibles hasta
lograr ventajas sobre los orientales y ponerse en actitud de dictarnos la
Ley, dará cuenta inmediatamente al Congreso por el conducto expresado
y aviso a García, para que obre con estos conocimientos cerca del
Gabinete del Brasil. últimamente, porque puede suceder que el
comisionado se vea en la necesidad de hacer algunas comunicaciones
reservadísimas que no debiesen exponerse a los peligros comunes, se le
previene que use en tal caso de la clave que le dará el Supremo Director
del Estado. Tucumán, 4 de septiembre de 1816.
En la votación hecha sobre la aprobación o reforma de las
Instrucciones preinsertas, salvaron sus votos (que se transcriben en los
mismos términos en que los dictaron) los siguientes señores:
Primeramente el Sr. Acevedo, que sufragó por la aprobación de las
Instrucciones, excepto sólo cualquier expresión que aluda a dominación
de Príncipe Extranjero, que no derive su derecho por sí o por su mujer, de
los Incas. Segundo el Sr. Godoy, que aprobándolas igualmente, dijo lo
hacía con la modificación que la primera proposición que deba hacer el
enviado sea forzosamente sobre el principio de que la forma de Gobierno
más estimada por los Pueblos y por la cual tienen opinión de decidirse, es
la republicana. Tercero: el Sr. Oro, el que sin desaprobarlas tampoco,
exigió se agregue al artículo en que se indica disposición en los Pueblos a
constituirse bajo un sistema Monárquico, la precisa condición de que esto
podrá hacerlo cuando el País esté en perfecta seguridad y tranquilidad.
Que se omita la exclusiva expresa de los Infantes de España, y que no se
cerciore al comisionado de estar el Congreso en persuasión perfecta de las
miras amigables del Gobierno Portugués. Cuarto: el Se. Pacheco, cuyo
sufragio conforme a los demás en lo restante, defirió añadiendo la calidad
que solo en el caso de que el Soberano Congreso instruya al enviado la
incapacidad de poder oponerse a las fuerzas Portuguesas, pueda admitir
una dominación extranjera. Quinto: el Sr. Lona, que las aprobó del
mismo modo con la calidad de que no proponga el enviado que el Rey de
Portugal, pueda ser admitido en estas Provincias, sin expreso mandato
del Congreso. Sexto: el Sr. Salguero, quien dijo que las aprobaba también
excepto el artículo séptimo que habla de la Provincia de Entre Ríos,
debiendo el Comisionado usar de las Instrucciones por el orden en que
están concebidas, sin perjuicio de cualquier adición o reforma que pueda
hacerse.
Concluida y calificada la votación, expuso el Sr. Bustamante, que en
ninguna de las cláusulas de las Instrucciones se dice venga a dominar el
País, cualquier príncipe Extranjero y que bajo de este concepto era que
había votado aprobándolas, cuya exposición pidió se sentase en el Acta: lo
mismo fue pedido por todos los demás señores que prestaron igual
sufragio, reproduciendo la propia exposición.
Con el objeto de expedir lo más pronto posible este arduo negocio,
se convino proceder al nombramiento de los Enviados, y clasificado éste
como asunto de segundo orden, en una votación, por una mayoría
competente, resultaron en la principal, a que se pasó inmediatamente,
nombrados para tales Enviados cerca del General de la Expedición
Portuguesa, el Coronel Mayor don Florencio Terrada y D. Miguel
Irigoyen, aquel para enviado con carácter público por diez y nueve votos y
el segundo para enviado con carácter privado por veinte. Con lo que, y
acordado a unanimidad que los Señores de la Comisión de Instrucciones
extiendan las notas oficiales al Director en razón de este asunto,
presentándolas concluidas que fueren al Congreso para su examen y
sanción, como igualmente que a fin de calmar las alarmas que parecían
asomar, de que se estaba en negociación con el Brasil, o precaverlas antes
que nacieran, se publique en el Redactor el envío de una Diputación a
pedir explicaciones de la conducta al parecer hostil de aquella Potencia,
terminó la sesión. D. Pedro Carrasco — Presidente — Pedro León Gallo —
Vice-Presidente — Juan José Passo — Diputado secretario.

(Actas secretas del Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, 1816-1819, publicadas por primera vez, en reimpresión facsimilar, por la Junta de Historia y Numismática Americana. Buenos Aires 1926. Guillermo Kraft, impresor).

Exposición de los obsequios hechos en Santa Fe, a los Sres, Diputados del Exmo. Cabildo representante de la Provincia de Montevideo. Marzo de 1823

El cinco del actual (Marzo 1823), a las 4 de la tarde llegó la Diputación del Cabildo Representante al paso de Santo Tomé, acompañada casualmente del Sr. Doctor Don Juan Francisco Seguí, Secretario de este Gobierno. A poco rato de su arribo se dejaron ver cuatro coches con una lucida comitiva, y escolta de cincuenta hombres a caballo; aquellos conducían a los señores del Cabildo, vestidos de toda etiqueta, al gobernador Sustituto y al cura Párroco, acompañados de varios miembros de la H. Junta de Representantes, el Ministro de Hacienda, y muchos de los más respetables vecinos del pueblo. Al apearse los señores de los coches, la escolta hizo una descarga y en seguida se oyó una salva general de artillería en la ciudad. Después de los saludos de estilo, fueron instados los Sres. Diputados a subir en los coches de los referidos Capitulares, quienes los condujeron a las casas Consistoriales; por las calles seguía a los coches un numeroso pueblo con vivas y aclamaciones y varias damas les arrojaron flores a la entrada en el Cabildo. La música y la artillería que había sido conducida a la plaza hizo otro saludo. Conducidos a la Sala principal, se les sirvió un magnífico refresco que al efecto estaba preparado, y concluido éste, el Ministro de Gobierno Dr. Seguí, dio una breve cuenta de la comisión de que regresaba, y en seguida expuso que el objeto que traían los Sres. Diputados del Cabildo Representante de Montevideo, en su viaje a ésta, era pedir auxilios para librar la Provincia Oriental del extranjero invasor y que aunque él se hallaba revestido de facultades bastantes para haber tratado con los Sres. Diputados en Buenos Aires, no lo había querido hacer sin saber la opinión de su pueblo; que él, como agente público y como particular, era de dictamen que no se perdonasen sacrificios ningunos, en una causa tan honrosa como justa, sobre cuya explicación se extendió mucho haciendo una elocuente arenga, y concluida, el Sr. Diputado don Domingo Cullen dio gracias al Sr. Gobernador, a la Junta de Representantes, al Cabildo y demás corporaciones y más particularmente al Ministro que acababa de hablar y a todo el pueblo por las honrosas distinciones que habían merecido. Hizo una sucinta relación de los desastres que ha sufrido y sufre la Banda Oriental, por un tirano y pidió al grande e inmortal Pueblo de Santa Fe, prestase sus votos para con el Gobernador de su Provincia, en favor de la sagrada causa de los Orientales, y concluida, se retiraron los Sres. Diputados a su casa con el mismo acompañamiento, haciendo la artillería tercera salva. En esa noche recibieron algunas visitas y músicas y el Cabildo fue iluminado. La misma noche llegó el Sr. Gobernador propietario, (Gral. López) que se hallaba ausente, y distinguió también a los Diputados con la urbanidad propia de su carácter. El siete recibió Su señoría los diplomas de los Diputados, e impuesto de sus solicitudes, hizo reunir el ocho en las Casas Consistoriales al Sr. Gobernador Sustituto, Honorable Junta de Representantes, Ilustre Cabildo, todas las Corporaciones, y lo más selecto del pueblo, con asistencia de los Sres. Diputados. El Sr. Ministro de Gobierno Dr. Seguí, abrió la sesión, diciendo que el Gobierno había dispuesto aquel acto, para que el pueblo diese su opinión respecto a los auxilios que pedía Montevideo, para arrojar a los Portuguesas de aquel país. Los Señores Diputados expusieron el estado en que se hallaba la Banda Oriental, cuánto han sufrido sus vecinos de sus opresores, las aspiraciones de éstos, su carácter, estado y fuerza, la opinión general de la Provincia, y últimamente la resolución firme del Cabildo Representante de Montevideo, y de todos los habitantes de la Banda Oriental, de arrojar a los extranjeros con las armas o morir todos en la lid. En seguida el Dr. Seguí, hizo una enérgica arenga en que manifestó la urgente necesidad de prestar auxilios a los Orientales, con tantas reflexiones, que hacen difícil poder trazar tan brillante oración, demostrando en ella este buen amigo del Pueblo Oriental, cuan justa era su causa, y honroso el protegerla. Seguidamente continuaron expresando sus opiniones los señores de la Junta y todos unánimemente convinieron en que se auxiliase con cuanto estuviese al alcance de Santa Fe. El Sr. Gobernador Sustituto dijo: que sentía en este caso no tener más que su vida que ofrecer, pero que estaba pronto a sacrificarla en obsequio de la Banda Oriental, y hubo personas tan exaltadas, que después de haber ofrecido sus personas y bienes, ofrecieron también sus familias, si se las considerase útiles en el ejército libertador. El Sr. Diputado Cullen, concluyó este heroico acto, dando a nombre de la Diputación, las más expresivas gracias a tan ilustres ciudadanos, por los nobles sentimientos de patriotismo que manifestaban en favor de la Provincia Oriental, sobre lo que hizo una arenga que concluyó diciendo: «Los Diputados, al ver vuestra noble decisión, creen ya ver libertada la Provincia de Montevideo. Señores ciudadanos respetables: Se aproxima el día venturoso en que enlazadas las manos del pueblo Oriental con las del de Santa Fe, nuestro libertador, marchen unidos al templo de la Inmortalidad». Muchos vivas y expresiones de entusiasmo en favor de Montevideo, dieron fin a este acto de patriotismo y generosidad. En la noche de este día y del siguiente fue iluminado el Cabildo y los Sres. Diputados acompañados de algunos del pueblo dieron música.

(Revista Histórica de Montevideo. 1913. Tomo V. Autógrafo en el Archivo y Museo histórico de la misma ciudad).

Acta Inédita del Cabildo de Montevideo del 29 de octubre de 1823.

“1° Que declara nulo, arbitrario y criminal el estado de incorporación a la Monarquía Portuguesa sancionado por el enunciado Congreso de 1821, compuesto en su mayor parte de empleados civiles a Sueldo de S.M.F. de personas condecoradas por él con distinciones de honor y de otras colocadas previamente en los Ayuntamientos para la seguridad de aquel resultado”.

“2° Que declara nulas y sin ningún valor las actas de incorporación de los pueblos de campaña al Imperio del Brasil, mediante la arbitrariedad con que todas se han extendido por el mismo Barón de la Laguna y sus Consejeros, remitiéndolas a firmar por medio de gruesos destacamentos de tropas que conducían los hombres a la fuerza a las casas capitulares, y suponiendo o insertando firmas de personas que no existían, o que ni noticias tenían de estos sucesos por hallarse ausentes en sus casas”.

“3° Que declara que esta Provincia Oriental del Uruguay no pertenece, ni debe ni quiere pertenecer a otro Poder o Estado o Nación, que las que componen las provincias de la antigua Unión del Río de la Plata, de que ha sido y es una parte, habiendo tenido sus diputados en la soberana Asamblea General Constituyente desde el año de 1814, en que se sustrajo enteramente del dominio español. Y por último acordó S. E. que sin pérdida de instantes, mediante el inminente peligro en que la Plaza se encuentra, se pasara copia de este Acta, certificada por la misma Corporación, al Excmo. Gobierno de Buenos Aires, acompañando las últimas comunicaciones habidas con el Jefe del Ejército portugués, y la que ahora debe dirigirle, con más los documentos que acreditan la legitimidad de este Cuerpo Representante, y las facultades con que se halla para la extensión de este Acuerdo,
que firmó S.E. conmigo el Escribano, de que doy fe”.

El acuerdo aparece firmado por Manuel Pérez, Pedro Francisco Berro, Pedro Vidal, Juan Francisco de las Carreras, José María Platero, Juan F. Giró, Silvestre Blanco y Ramón Castro. (Archivo General Administrativo).

Fuente:

REVISTA HISTÓRICA Nro. 197 Montevideo, 1922

PUBLICACIÓN DEL ARCHIVO Y MUSEO HISTÓRICO NACIONAL


Crónicas de 2 siglos 1823-2023 – Nro. 38

Febrero 1823

1 de febrero

Se firma el Plan de Casa Mata (México) que restaura las potestades de una soberana Asamblea General Representativa que proclama la República de México.

Luego de la Independencia de México, surgió una monarquía constitucional bajo el mando de Agustín de Iturbide. Este primer emperador duró en el poder del 21 de julio de 1821 al 19 de marzo de 1823.

El tratado de 1823 significó la restitución del Congreso Constituyente y el fortalecimiento de la soberanía nacional ante el absolutismo

El plan de Casamata fue proclamado el 1 de febrero de 1823​ por Antonio López de Santa Anna en un depósito de pólvora, llamado Casamata, ubicado a las afueras de la Ciudad de Veracruz, al que posteriormente se le unirían Vicente Guerrero, Nicolás Bravo y jefes del ejército imperial (incluso del propio ejército de Iturbide) como José Antonio de Echávarri, Luis Cortázar y Rábago y José María Lobato. Tenía la intención de reinstalar el congreso y declarar nulo el imperio y el desconocimiento de Iturbide como emperador

El camino hacia el tratado comenzó a inicios de diciembre de 1822, en Veracruz. El militar Antonio López de Santa Anna junto con un grupo de partidarios republicanos se pronunciaron en las calles del puerto en contra del emperador Iturbide. Hicieron un llamado a la reinstalación del Congreso Constituyente de 1822, el cual había sido disuelto por el emperador.

Respecto a las consecuencias del tratado para Iturbide, el AGN esclarece que con la restitución del Congreso, el imperio mexicano perdió al ejército. Las fuerzas imperiales eran el único sostén que validaba a Agustín de Iturbide, quien carecía de algún título de legitimación, necesario para sostener una monarquía y un rey.

Fuentes;

https://es.wikipedia.org/wiki/Plan_de_Casa_Mata

https://www.infobae.com/mexico/2023/02/01/la-historia-del-plan-de-casa-mata-y-su-relacion-con-maximiliano-de-habsburgo/

https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_del_Plan_de_Casa_Mata

Participantes: 

Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Anna, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo,  José Antonio de Echávarri, Luis Cortázar y Rábago, José María Lobato.

4 de febrero

Los patriotas orientales sólo aceptan la decisión de que se reclamará diplomáticamente por la ocupación de la Prov. Cisplatina por el Brasil.

Fuente:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

7 de Febrero

En Perú con la caída de la Junta de Gobierno, asume la Presidencia José de la Riva Agüero (1783-1858). La pugna entre el Congreso y de la Riva Agüero es aguda y éste será depuesto y expulsado del Perú.

El Congreso instalado por San Martín el 20 de septiembre de 1822 asumió la suma del poder público y al día siguiente encargó el Poder Ejecutivo a un grupo de tres diputados, que se denominó la Suprema Junta Gubernativa, presidida por José de La Mar. Esta Junta se propuso atacar a los realistas concentrados en el centro y el sur peruano, organizando dos ejércitos, pero los desastres sufridos por el Ejército del Sur en Torata y Moquegua exacerbaron a la opinión pública que exigió la constitución de un gobierno unipersonal. 

José Mariano de la Riva-Agüero y Sánchez-Boquete (Lima, 3 de mayo de 1783Lima, 21 de mayo de 1858) fue un militar y político peruano. Figura prócer de la independencia hispanoamericana, fue presidente del Perú en 1823. Fue el primer jefe de Estado peruano en llevar el título de presidente de la república y en lucir la banda presidencial bicolor como distintivo del poder que ejercía. 

Una comisión integrada por los diputados Olmedo y Sánchez Carrión viajó a Guayaquil a solicitar la colaboración personal de Bolívar y se decretó la destitución de Riva Agüero, quien declaró ilegal al Congreso (19 de julio de 1823). Finalmente fue apresado por el coronel Antonio Gutiérrez de la Fuente y desterrado a Guayaquil en noviembre de 1823.

Fuente:

https://historiaperuana.pe/biografia/jose-mariano-riva-aguero

https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_de_la_Riva-Ag%C3%BCero

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

Crónicas de 2 siglos 1823-2023 – Nro. 37

Enero de 1823

Comenzamos el año con la cronica Nro 37 de 2 siglos. Poco se conoce sobre el extraordinario esfuerzo patriótico de los Caballeros Orientales (1822-1823) por ver a su Patria libre de los portugueses y brasileños. Este enero de 1823 es clave.

1 de enero

Elección de los miembros del nuevo Cabildo de Montevideo

Se procede a la elección de los miembros del nuevo Cabildo denominado “Representante“ con figuras que muestran su oposición al régimen imperial brasileño y participará de futuro en la independencia de la Provincia. Lo integran Silvestre Blanco, Manuel y Luis Eduardo Pérez y Juan Francisco Giró junto con otros vecinos de Montevideo. 

3 de enero

El Cabildo de Montevideo resuelve asumir el “gobierno civil” de la Provincia Oriental

El Cabildo de Montevideo (electo el 31 de diciembre pasado) resuelve asumir el “gobierno civil” de la Provincia para lo que trata de contactarse con los gobernadores y jefes militares de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe procurando un efectivo apoyo político y militar.

3 de enero

Lecor pone sitio a la capital ocupada por las fuerzas de da Costa.

4 de enero

Misión a Buenos Aires del Cabildo de Montevideo

El Cabildo montevideano siguiendo con su actitud de liberación de la Provincia envía ante el gobierno de Buenos Aires una misión integrada por Echevarriarza, Vázquez y Pereira para gestionar su solidaridad, contribuyendo con soldados y recursos financieros. Fracasan en sus gestiones de apoyo por parte del Gral. Martín Rodríguez y su ministro Bernardino Rivadavia. 

4 de enero

Lavalleja es nombrado jefe militar de las divisiones orientales que desde Santa Fe intentaban organizar la invasión de la Provincia.

Lavalleja es nombrado jefe militar de las divisiones orientales que desde Santa Fe intentaban organizar la invasión de la Provincia. Los Caballeros Orientales, mayoría del Cabildo de 1823 emprenden una política de desobediencia a Lecor a través de los periódicos La Aurora, El Pampero y El Piloto, autorizados por da Costa.

4 de enero

Santa Anna se le une el Gral. Guadalupe Victoria junto a otros enemigos de Iturbide

En México, a Santa Anna se le une el Gral. Guadalupe Victoria (1786-1843) junto a otros enemigos de Iturbide. Derrotas en Jalapa, obligaron a replegarse en Veracruz. La participación de otros jefes militares enviados por Iturbide para acabar con la revolución (pero que se pasaron a este bando) lo obligarán a abdicar.

7 de enero

Lecor reacciona en contra del Cabildo de Montevideo

Lecor reacciona contra el Cabildo declarándolo una “autoridad intrusa y delincuente y que sus órdenes, acuerdos, actos de cualquier clase que sea, son írritos, nulos, atentatorios y subversivos del orden”.

9 de enero

Instrucciones a los diputados del Cabildo en misión a Buenos Aires.

Los diputados reciben instrucciones para conseguir auxilios. «“Espoleados por la necesidad de auxilios y alentados por la prédica periodística bonaerense y por las recordadas palabras de Rivadavia, los capitulares montevideanos decidieron enviar a Buenos Aires a la precitada diputación a la cual, conjuntamente con sus poderes se le entregaron, el 9 de enero -como poco antes dijimos-, las instrucciones para un desempeño competente de sus gestiones.» 

13 de enero

Se le expone el plan al Brg. Gral. da Costa

Se le expone el plan al Brg. Gral. da Costa. Ligada así la acción del Cabildo con las comunicaciones a Santa Fe y a Buenos Aires, de cuyos comisionados en 13 de enero se recibieran noticias favorables a la empresa promovida, el plan proyectado fue claramente expuesto al comandante portugués Alvaro Da Costa.

19 de enero

Batalla de Torota

La batalla de Torata fue un enfrentamiento de la guerra de independencia del Perú, ocurrido el 19 de enero de 1823 en las alturas de Torata (pueblo ubicado al noreste de Moquegua) entre el Ejército Libertador del Sur al mando del general argentino Rudecindo Alvarado y el Ejército Real del Perú al mando del brigadier Jerónimo Valdés y que culminó con la derrota independentista cuyo ejército sería completamente destruido dos días después en la Batalla de Moquegua. 

https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Torata

20 de enero

Lecor toma drásticas medidas contra los cabildantes de Montevideo.

Desde su Cuartel general en San José, Lecor toma drásticas medidas contra los cabildantes, declarando a Montevideo bloqueada e incomunicada. Por tanto en la fecha sitia Montevideo, en manos del Brg. Gral. Alvaro da Costa fiel a Portugal y simpatizante de los orientales independentistas.

21 de enero

Batalla de Moquegua

La Batalla de Moquegua fue un encuentro bélico de la guerra de independencia del Perú, que tuvo lugar el 21 de enero de 1823 en las inmediaciones de la villa de Moquegua, capital del departamento del mismo nombre, durante este enfrentamiento el Ejército Libertador del Sur al mando del general argentino Rudecindo Alvarado fue completamente destruido por el Ejército Real del Perú al mando del general José de Canterac. La batalla de Moquegua significó el fin del ejército unido chileno-argentino que cruzara los Andes, liberara Chile y a cuya cabeza proclamará don José de San Martín la independencia peruana el 28 de julio de 1821, en adelante dejaría de existir como una fuerza efectiva de combate.

Los campos de Moquegua se van llenando de cadáveres.  Solo quedan 80 granaderos de los 400 originales al mando de Lavalle que cubrían la retirada. Juan Galo de Lavalle observa la situación, y duda si volver a cargar. Están agotados, hay heridos, con sus caballos sin fuerzas. Al final de esta campaña, que significó un serio descalabro para los independentistas, de los 4.300 hombres que partieron de Lima solo retornaron aproximadamente 1.500.

22 de enero

Manifiesto del Cabildo Representante de Montevideo a los pueblos de la Provincia Oriental contra la dominación portuguesa.

«“Pueblos! Responded vosotros. Por lo que hace al de Montevideo y extramuros, que es actualmente toda la parte libre de la provincia, su Cabildo Representante declara solemnemente, que detesta la dominación, ó incorporación del Brasil: que aborrece, y jura perseguir de muerte á los desnaturalizados hijos del pais, que trabajan por esclavizarlo: que echara mano de las armas para hacer encarnizadamente la guerra á las tropas del Brasil, mientras ellas no desistan de sus injustas y vanas pretensiones; y que perecerán todos, Americanos y Españoles sepultados entre las ruinas de la PATRIA, antes que tolerar la ejecución de esos planes concebidos por la ambición y la perfidia para ignominia, degradación; y muerte de los hombres libres.

“Digan enhorabuena esos perversos, esos traidores, que nosotros, nuestros electores, y todo el pueblo de Montevideo es anarquista y faccioso.

“Montevideo y todos los pueblos de la campaña conocen demasiadamente, quienes son los que merecen aquellos oprobiosos nombres: saben que estos son los que justamente corresponden á esos viles agentes del Ministerio del Brasil; pero tiemblen ellos al aguardar el dia de la PATRIA. Oh! no está muy lejos. Entonces caerà sobre sus cabezas con la maldición eterna de los pueblos, la cuchilla de su justicia; y entonces reconocerá ese Emperador el poder é influjo de sus adictos, y las falsedades con que lo tienen alucinado.

“Entretanto. Pueblos de la campaña! ¡Soldados del País! guardaos para aquel momento. Proseguid afectando esa apatía, y mentida ignorancia, en que reposan los tiranos, y en la que indudablemente estriba la salvación de la PATRIA; pues el Cabildo Representante de Montevideo os asegura, que no está distante el dia en que empleis con seguridad vuestros esfuerzos, para abrazar después a vuestros padres, hermanos, esposas, é hijos, diciéndoles bañados en lágrimas de ternura: al cabo ha querido el Cielo, que rompiésemos para siempre nuestras cadenas, al cabo hemos recobrado nuestra dulce libertad para que seais, hijos, felices; ella está sellada con nuestra sangre, y este será el monumento eterno que os recuerde la UNIÓN, que debe constantemente estrecharos para conservarla”.»

23 de enero

El Cabildo ante solicitud expresa de Lavalleja (que estaba en Buenos Aires) lo nombra Tte. Cnel. con mando en las tropas orientales aunque bajo órdenes de los delegados Blanco, Pérez y Giró.

26 de enero

Oficio del Brg. Gral. da Costa al Cabildo de Montevideo anunciando su posición y la de los Voluntarios del Rey (tropa a su mando) en ese momento en que se agudizaba la lucha con Lecor.

28 de enero

El emperador D. Pedro I ordena que las tropas portuguesas que permanezcan en Montevideo se embarquen de inmediato.

28 de enero

El gobierno de Buenos Aires reprocha a Mansilla su decisión del Tratado con Lecor que demostraba una tolerancia y fraternidad hacia el Brasil poco conveniente en esas circunstancias.

El gobierno de Buenos Aires reprocha a Mansilla su decisión del Tratado con Lecor que demostraba una tolerancia y fraternidad hacia el Brasil poco conveniente en esas circunstancias. El tema central estaba en que estando la política exterior del país en manos de Buenos Aires, Mansilla estaba aceptando la ocupación de la Provincia Oriental por el Brasil como un hecho. Además violaba el espíritu del Tratado del Cuadrilátero sobre cooperación activa entre las Provincias firmantes.

28 de enero

Abdicación de Bernardo O’Higgins como Director Supremo de Chile 

En Santiago se supo que las tropas de las provincias de Coquimbo y de Concepción marchaban ya hacia la capital. Estas noticias intranquilizaron a la población que vio la cercanía de una guerra civil con las consecuencias que todos imaginaban. Ante esto el gobernador intendente de Santiago, José María de Guzmán. En la noche del 27 de enero reunió en su hogar a los más connotados patricios para dar los últimos arreglos a un plan revolucionario destinado a derrocar al Director Supremo para así evitar el enfrentamiento con las otras provincias. Luego de un intercambio de opiniones entre los miembros de la comisión y O’Higgins, este accedió en deponer el mando de inmediato en la autoridad que nombrará el Cabildo abierto. Viaja a Perú y arribó a El Callao el 28 de julio siendo recibido por las autoridades limeñas presididas por el marqués de Torre Tagle, amigo de la infancia y condiscípulo. Se instaló con su familia en Lima en la misma residencia en que había vivido el general San Martín cuando estuvo en esa, en la calle Jesús María.

https://es.wikipedia.org/wiki/Bernardo_O%27Higgins

29 de enero

La delegación del Cabildo insiste ante Rivadavia por ayuda de Buenos Aires a la Provincia Oriental,

La delegación del Cabildo insiste ante Rivadavia por ayuda de Buenos Aires a la Provincia Oriental, Rivadavia no quiere arriesgar la guerra con Brasil por el apoyo a los orientales

30 de enero

Lecor bloquea Montevideo como forma de obligar a da Costa a su abandono.

Lecor bloquea Montevideo como forma de obligar a da Costa a su abandono. Los patriotas orientales se muestran partidarios de este último.

Fuentes:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

Historia General de las Relaciones Exteriores de la Argentina (1806 – 1989). Carlos Escude, 2015

Campos de Garabello, La Revolución Oriental de 1822-1823

Wikipedia

Crónicas de 2 siglos 1822-2022 – Nro. 36

Diciembre de 1822

Los Caballeros orientales – La resistencia a la ocupación luso-brasileña de la Provincia Oriental – 1822-23 

En septiembre se ha declarado la independencia del Brasil de Portugal. Se baten dos bandos: los que están a favor de Pedro I o los que siguen fiel a Portugal. En este escenario político aparecen Los Caballeros Orientales, logia que en el secreto de sus reuniones mantenía encendida la llama de la rebeldía contra el régimen dominante. Numerosos orientales que se encontraban en Buenos Aires vuelven a Montevideo y publican dos periódicos: La Aurora y El Pampero desde los cuales incitan al pueblo a formar un Cabildo abierto:» con el fin de resolver la forma de gobierno que afiance la seguridad individual y haga poner en vigor los derechos usurpados a los dignos orientales por una fracción que dirigió un congreso nulísimo en Buenos Aires(…)debe ser decisión nuestra, porque allí están los hijos de nuestros padres, y no en el  territorio del Brasil…»

1 de diciembre

Prosiguen en la Provincia Oriental las actividades revolucionarias en contra de la ocupación.

Juan Antonio Lavalleja aparece en la lista de desertores y después de un intento de reunirse con patriotas en Tacuarembó, atravesó el río Uruguay y se instaló en Entre Ríos.

Mientras tanto prosiguen en la Prov. las actividades revolucionarias y Tomás de Iriarte como delegado de los Caballeros Orientales gestiona en Buenos Aires ante el ministro de Relaciones Bernardino Rivadavia el apoyo del gobierno porteño.

Simultáneamente con el pronunciamiento del Cabildo Juan Antonio Lavalleja, que estaba en las ramificaciones que tenía la conspiración en la campaña, fue delatado en los primeros días de octubre como lo consigna una carta dirigida por doña Consolación Obes a su hermano Lucas, diputado en la corte de Río de Janeiro en la  que dice: “… El Sr. Lavalleja está con los Independientes de la plaza, fue delatado y afugado con quarenta hombres…”.

Perseguido por Rivera, se anota su deserción en la lista de revista del 1o. De diciembre, junto con su hermano Manuel, que lo había hecho el 28 de noviembre.

Lavalleja buscó reunirse con su gente en el Rincón de Clara, en Tacuarembó, pero al fracasar en su intento, debió seguir hasta las costas del Uruguay para refugiarse en Entre Ríos. Por tanto, es apócrifa la firma de Lavalleja que aparece en el acta de aclamación al emperador suscrita el 17 de octubre por los dragones de la Unión en el arroyo de la Virgen, tal como lo sospechó Silva Valdés en uno de sus importantes trabajos.

Fuentes:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

1 de diciembre

Pedro I es coronado emperador constitucional  y Defensor perpetuo del Brasil.

El príncipe fue proclamado emperador, con el nombre de Pedro I, el día de su vigésimo cuarto cumpleaños, que coincidió con la fundación del Imperio de Brasil.​ Su coronación tuvo lugar en la Iglesia de Nuestra Señora del Monte Carmelo (Río de Janeiro). Su ascensión al trono, sin embargo, no se materializó de inmediato en todos los territorios brasileños, sino que tuvo que forzar la sumisión de varias provincias en las regiones Norte, Nordeste y Sur; de hecho, las últimas unidades leales a Portugal no se rindieron hasta comienzos de 1824.

Participantes: Pedro I

Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_I_de_Brasil_y_IV_de_Portugal

2 de diciembre

Plan de Veracruz (México)

El Gral. Antonio López de Santa Anna (1791-1876) desde Jalapa se subleva contra Iturbide y proclama la República Mexicana en contra de Iturbide y a favor de la república apoyando a Guadalupe Victoria. Santa Anna prometió seguir los principios del Plan de Iguala, se dirigió a la población con los siguientes argumentos:

  • Dijo que cuando el país se había emancipado en busca de su independencia se había buscado igualdad, justicia y razón.
  • México había elegido un gobierno representativo a través de un Congreso que había sido disuelto por Iturbide.
  • El objetivo de su proclama era restituir una asamblea representativa de la nación.
  • Se respetarían los principios del Plan de Iguala y se consideraría reo de esa nación a quien atentase contra sus principios. Se firmaría un armisticio con las fuerzas realistas que permanecían en el castillo de San Juan de Ulúa.
  • Se restablecería la libertad de giro marítimo con la península.

Participantes: 

Antonio López de Santa Anna, Guadalupe Victoria

Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Plan_de_Veracruz_(1822)

El General Antonio López De Santa Anna proclama el Plan de Veracruz 

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

Plan de Vera Cruz

6 de diciembre

Retiro de las fuerzas realistas del norte Argentino, fue la última invasión. (Guerra en el Norte)

El Gral Olañeta realizó la última incursión en suelo argentino en junio de 1822, llegando hasta Volcán (40 kilómetros al norte de Jujuy). El 6 de diciembre de 1822 se retiró de territorio argentino finalizando la última invasión realista. Su fuerzas permanecieron, sin embargo, ocupando algunos pueblos fronterizos, tales como Santa Victoria Oeste.

Hasta 1822 se habían registrado en territorio argentino doscientos treinta y seis combates, habiendo muerto por acción de la guerra un tercio de la población masculina de Jujuy.

Participantes: Olañeta

Fuente:

https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_gaucha

6 de diciembre

Mansilla da a conocer una Proclama al pueblo de Entre Ríos sobre la inquietud de los portugueses de un posible pasaje de tropas entrerrianas a la Provincia Cisplatina.

Participantes: Lucio Mansilla

Fuentes:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

8 de diciembre

Mansilla insiste ante Rodríguez sobre la necesidad de ayudar a los orientales y de que Lavalleja vaya a Buenos Aires para explicar la situación.

Fuentes:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

10 de diciembre

El gobernador de Entre Ríos, Mansilla, envió al campamento general del Brg. Lecor en San José como comisionado suyo, al oriental sargento mayor Juan Florencio Perea (que aunque era su asesor, estaba al servicio del Imperio como agente secreto) a firmar un tratado por el que ambos gobiernos se mantendrían en absoluta neutralidad. Esto excluye toda posibilidad que Mansilla apoyará los planes orientales de revolución, pese a las anteriores promesas hechas a Lavalleja.

Perea llega a San José como comisionado de Mansilla, para llevar adelante un proyecto de convenio (datado el 9 de diciembre en Entre Ríos) que asegure “de un modo sólido, la tranquilidad y buena armonía de ambos Estados”.

En términos generales a través de 6 importantes artículos se establecía: límites territoriales, retiro de los exilados entrerrianos de la frontera del Uruguay, no prestación de ayuda ni protección a los orientales que intentasen perturbar la Prov. Cisplatina, para los robos de ganado, respeto a las propiedades de campos en la frontera y finalmente no declarar la guerra.

Fuentes:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

11 de diciembre

Tratado de Neutralidad, amistad y buena armonía entre el capitán general de la Provincia Cisplatina y el Gobernador de Entre Ríos.

Lecor añade de que se deben eliminar las pretensiones bélicas que pudiese tener Entre Ríos contra la Cisplatina y sobre todo “no dar auxilio a los caudillos que refugiados de un lado y del otro pretendan la agresión armada”.

Aceptadas por Perea se firma el Convenio de San José integrado por dos partes: la proposición de Mansilla y las ampliaciones de Lecor.

Ambos Gobiernos se obligan a no dar auxilio alguno, directa ni indirectamente, a los caudillos y demás personas que se hallan refugiados, o que en adelante se refugiaren en cualquiera de los dos territorios, por haber conspirado contra el orden y la tranquilidad pública, impidiendo toda agresión que intenten hacer con fuerza armada.

Ambos Gobiernos respetarán la línea de límites de los dos territorios, y se obligan a no traspasarla con fuerza armada, por ningún motivo, durante la amistad y buena armonía que prometen guardar, conservar y mantener por todos los medios posibles; ni mezclarse, directa ni indirectamente, en las disensiones políticas interiores que puedan suscitarse en cualquiera de dichos territorios (1).

La vigencia de este tratado impulsó a los disidentes uruguayos a creer (erróneamente) que no podrían contar con el auxilio entrerriano. En cuanto a la provincia de Corrientes, los disidentes orientales prescindieron de enviar un delegado allí ya que supusieron que ella seguiría el ejemplo de las otras provincias firmantes del tratado del Cuadrilátero, debido a que, por su pequeña importancia y su situación geográfica más alejada respecto de la Provincia Cisplatina, ajustaría su proceder a la conducta que le indicasen las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.  

Ver el tratado aquí.

Fuentes:

Historia General de las Relaciones Exteriores de la Argentina (1806 – 1989). Carlos Escude, 2015

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

16 de diciembre

El Cabildo de Montevideo, a iniciativa de Cristóbal Echevarriarza, se pronuncia contra el gobierno de Lecor. Se inician las acciones de los “Caballeros Orientales”, facción decidida a aprovechar las circunstancias para separarse del Brasil, pero con dos opciones: la independencia absoluta o la unión con Buenos Aires.

16 de diciembre

Rivadavia renuente a apoyar la gestión de los orientales, contesta que tiene dos problemas que resolver: la situación interna de Brasil y la de la Provincia de Buenos Aires atacada por los indios.

El cabildante Cristóbal Echevarriarza expone ante el cuerpo su punto de vista con respecto a la incorporación al Brasil, que es apoyado por unanimidad de sus miembros. Con argumentos contundentes sostiene que la incorporación de la Prov. Oriental al Brasil sólo podía ser hecha por un Cabildo que representase con libertad la voluntad de los vecinos.

Simultáneamente se le comunicaba a Lecor que quedaba “suspendida la obediencia de autoridad” y en cuanto a las funciones del síndico procurador del Estado, Tomás García de Zúñiga se le desconocían en el mismo acto.

Entre tanto en Montevideo, los “Caballeros Orientales” aprovechando el creciente antagonismo entre Lecor y Alvaro da Costa y a favor de la tolerancia de este úitimo, crecían en sus propósitos independentistas. Uno de sus miembros, Cristóbal Echevarriarza, en sesión del Cabildo del 16 de diciembre de 1822 hizo una clara y terminante exposición de la situación imperante, señalando el grave compromiso en que se hallaban las autoridades y el vecindario de Montevideo ante aquella pugna entre los poderes de Portugal y Brasil “extraños” por igual a la Provincia.

“La incorporación de ella —añade—, propuesta por el dicho Congreso Cisplatino (prescindiendo de lo que puede decirse sobre su legitimidad) fue al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarbe; este reino unido no existe de hecho”.

“La incorporación de esta Provincia —prosigue Echevarriarza—, y especialmente a un nuevo Estado, no puede ser legitimada si no por un acto público de un Congreso regular que exprese el voto libre de sus habitantes”; y termína proponiendo la reunión de este Congreso representativo de la parte de la Provincia no dominada por las fuerzas de Lecor, esto es, Montevideo y sus alrededores. Por unanimidad el Cabildo aprobó la convocatoria de aquella Asamblea, recábando para ello la anuencia del Consejo Militar portugués presidido por el brigadier da Costa; igualmente resolvió negar obediencia a Lecor, y desconocer la autoridad del Síndico Procurador García de Zúñiga.

En: Castellanos, o.c.

“Pero el rumbo de los acontecimientos estaba tomado y la autoridad capitular, en 16 de diciembre, después de oír la palabra autorizada de su Regidor don Cristóbal Echeverriarza, quien precisó exactamente la situación producida por la separación del Brasil y Portugal, hecho que anulaba las resoluciones del Congreso de 1821, decidía el desconocimiento absoluto de la autoridad de Lecor y del Brasil en el territorio nacional, y la celebración inmediata de una Asamblea elegida popularmente, la cual debería reasumir los destinos del Estado Oriental.49 A esta declaratoria, y como complemento de ella, se siguieron dos actos de singular importancia: uno, la convocatoria del congreso elector; el otro, la comunicación del Cabildo, apoyada en los mismos términos, con iguales propósitos, por otro oficio suscrito por el vecindario de la ciudad, y que era dirigido al gobernador de la Provincia vecina de Santa Fe, don Estanislao López, enterándolo de las medidas adoptadas de la próxima instalación de “una Asamblea de diputados del pueblo que proclamaría su libertad e independencia y solicitando, tan sólo, el auxilio de algunas fuerzas para que la Banda Oriental saliese a su encuentro en masa, reproduciéndose así —decían— las épocas de las primeras glorias”.50

La Asamblea Nacional no llego a reunirse, pero citado el pueblo a comicios para la formación de una corporación que remplazase las funciones del Cabildo, cuyo mandato expiraba el 31 de diciembre, resultó electa la nueva autorida que, por el carácter investido, denominóse “Cabildo representante”.51 Fue su primer acuerdo la ratificación plena de las resoluciones de 16 de diciembre desconociendo la autoridad de Lecor y el nombramiento de una comisión especial, la cual tomaría para sí aquellas atribuciones de carácter político inherentes a los capitanes generales y su perintendentes de Provincia. Esa Comisión especial quedó compuesta por los regidores, don Manuel Pérez, don Juan Francisco Giró y don Luis Eduardo Pérez. Acto seguido y por decisiones consecutivas, se dispuso la publicación de un manifiesto al país, que lo enterara de los fines perseguidos, y el envio de dos delegaciones, una a Buenos Aires, compuesta por don Santiago Vázquez, don Gabriel A. Pereira y don Cristóbal Echeverriarza, y otra a Santa Fe, formada por don Luis Eduardo Pérez y don Ramón de Acha, a quienes se dieron facultades bastantes a fin de solicitar, de los respectivos gobiernos provinciales, la cooperación y auxilio en los propósitos perseguidos. 

(49) La Declaración del Cabildo de 16 de diciembre de 1822 mandada publicar y repartir en todo el país, por la misma autoridad, levaba la firma de Carlos Camusso, José María Roo, Gabriel Pereira, Francisco Farías, Bernardo Susviela, Cristóbal Echeverriarza, Agustín Aldecoa y Estanislao García de Zúñiga.

(50) Copiador original en Archivo General Administrativo. Las notas fueron publicadas por Lasaga: “Historia de López”, páginas 505 y siguientes.

(51) Producido el desconocimiento de la autoridad de Lecor por el Cabildo, éste comunicó la resolución de 16 de diciembre al Consejo Militar compuesto de Jefes portugueses, quienes, si aprobaron la medidas de ruptura con el Brasil, formularon ciertas reservas sobre la convocatoria de una Asamblea Nacional. El Cabildo, en sesión de 24 de diciembre, creyó menester postergar la elección de ese cuerpo, aun cuando la nueva autoridad capitular derivase su mandato del pueblo, conlo cual se obviaban las dificultades puestas por los portugueses. (Documentos Inéditos. Archivo General Administrativo. Acta de 24 de diciembre de 1822).

En: Blanco Acevedo, o.c.

Fuente:

Cronología Histórica documentada del Uruguay. Walter Rela

19 de diciembre

El Cabildo de Montevideo envía a otro comisionado, Domingo Cullen (miembro de los Caballeros Orientales) con ánimo de sondear el apoyo porteño.

Lecor aumenta las medidas represivas. Nicolás Herrera le escribe a Rivera noticiándole lo ocurrido con el tratado de amistad con Mansilla, añadiendo que “si se descubre el paradero de Lavalleja avísemelo, el infeliz está perdido porque en Entre Ríos no tendrá cabida.

Fuentes:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

23 de diciembre

Rivadavia se presenta ante la Sala de Representantes de la Provincia de Buenos Aires para informar sobre la situación política en la Prov. Oriental.

Fuentes:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

Del 26 al 28 de diciembre

Un importante grupo de orientales se dirigen al gobernador de Santa Fe, Estanislao López, pidiendo auxilio para emprender la campaña de libertar a la Provincia Oriental de los portugueses. El Cabildo de Montevideo apoya la iniciativa.

No tenían fuerzas ni recursos suficientes los patriotas de Montevideo para continuar la lucha una vez que desapareciera el concurso de las tropas portuguesas.

Y resolvieron dirigirse a las provincias hermanas. Dió la señal un grupo constituido por los siguientes ciudadanos: Juan Francisco Giró, José María Platero, Daniel Vidal, Manuel Vidal, Gregorio Pérez, Manuel Oribe, Ramón Castriz, Pablo Zufriatetegui, Ramón de Acha, Silvestre Blanco, Francisco Araucho, Antonio de Chopitea, José Félix de Zubillaga, Francisco Aguilar, Gabriel A. Pereira, Atanasio Aguirre, Pablo Antonio Nieto, Pedro Lenguas, Lorenzo J. Pérez, Francisco Solano Antuña, Juan B. Blanco, Roque Graceras, Luis E. Pérez, Francisco Lecocq, Juan Zufriategui, Santiago Vázquez, Antonio Acuña, Gregorio Lecocq, D. F. Benavente, León J. Ellauri, Agustín Aldecoa, Rafael Sánchez Molina. Extractamos de la representación que el mencionado grupo dirigió al gobernador de Santa Fe, el 26 de diciembre de 1822 (“Lasaga, Historia de López”).

“Una porción de vecinos respetables del pueblo patriota de Montevideo y su campaña, animados por el sentimiento de su libertad e inspirados por el amor a su país, despreciando los riesgos y compromisos en que los coloca su situación, eleva ante V. E. la voz clamorosa de la Patria, e implora de la generosidad de sus hermanos los santafecinos su poder y auxilio para la salvación de la tierra que no pueden esperar de

sus propios esfuerzos. El momento ha llegado, Excelentísimo Señor, de dar la libertad a la Banda Oriental y arrojar de nuestro suelo un enemigo que sólo pudo ocuparlo a la sombra de nuestras disensiones. Él a su vez empieza a sentir los elementos de la discordia que la razón ya sofocó entre nosotros, y dándonos en su confusión un auxilio poderosísimo nos ofrece un triunfo fácil y un vasto campo de gloria al esfuerzo y patriotismo de nuestros hermanos. La Provincia no cuenta hoy más enemigos que un número inconsiderable de continentales que colocados en medio de una población guerrera que arde en deseos de vengar los ultrajes de su honra y el saqueo de sus propiedades, mantienen insolentes los principios de dominación que no quieren para sí… La División europea de Voluntarios Reales aspira sólo a regresar a Europa, se mantiene en una completa separación de las tropas del continente, y no teniendo interés en conservar el país, lejos de mezclarse con la guerra que suscitase la insurrección, vería con placer secreto nuestros esfuerzos en arrancar la tierra a la dominación de un enemigo que nuestros intereses hacen común. Un cuerpo de quinientos hombres que atravesase el Uruguay, sería más que suficiente para realizar nuestras esperanzas. La noticia de hallarse en esta Banda, sería la señal de una insurrección general, que distrayendo por todas partes la atención de nuestros enemigos, apoyaría los movimientos parciales de la población. La Banda Oriental en masa saldría al encuentro de sus libertadores, y reproduciendo unidos la época de nuestras primeras glorias, libertaremos nuestro suelo del peso de una dominación que lo degrada”. Agregaban los firmantes al general López, que análoga solicitud habían elevado al Gobierno de Buenos Aires; pero que la formalidad y circunspección con que dicho gobierno quería proceder podían dar lugar a malograr los mejores momentos.

Dos días después, resolvía el Cabildo de Montevideo robustecer la representación de los orientales. Extraemos de su oficio al gobernador de Santa Fe de 28 de diciembre de 1822 (Lasaga, “Historia de López”): “El Cabildo aparta la vista de aquella época infeliz en que los extranjeros ambiciosos, conducidos por la anarquía, establecieron su odioso yugo en la patria de tantos bravos. Pero supone a V. S. instruido de que con pocas, aunque con vergonzosas excepciones, sus habitantes americanos se conservaron dignos de este nombre y no se prostituyeron por el oro ni la intriga. Tampoco se fija el Cabildo en la época en que añadiendo la desvergüenza a la tiranía, se quiso justificar una violencia con otra violencia mayor para fundar la pretendida incorporación a su territorio; y sólo la recordará para protestar, como lo hace, la nulidad del supuesto Congreso y de todos sus actos tramados por la intriga y sostenidos por la violencia… Los acontecimientos públicos de que V. S. estará instruido manifiestan la feliz divergencia de intereses entre la División de Voluntarios Reales y las tropas del continente del Brasil, de que ha resultado que la mayor parte de aquéllas hayan quedado ocupando esta plaza con el empeño de embarcarse para Lisboa o Bahía de todos los Santos licenciándose el resto, y que el general Lecor subsista en la campaña con los brasilenses”.

En: Eduardo Acevedo, o.c.

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

Tratado de alianza ofensiva y defensiva entre el Gobierno de la Provincia de Santa Fe y el Cabildo Representante de Montevideo para rechazar a los brasileños que se habían apoderado de territorio oriental

Pacto firmado el 13 de marzo de 1823 entre el gobierno de Santa Fe y representantes del Cabildo de Montevideo

TRATADO
En la muy noble é ilustre Ciudad, Capital do la. invencible provincia de Santa Fe de la Vera Cruz, a 13 de Marzo de 1823, reunidos los Diputqdos del Excm. Cabildo Representante de Montevideo a saber: D. Luis Eduardo Pérez, Alcalde Provincial; D. Ramón de Acba, Regidor Fiel Ejecutor, y D. Domingo Cúllen con el del Gobierno y provincia de Santa Fe, Secretario de aquel en todos ramos, Dr. D. Juan Francisco Seguí; canjeadas las respectivos credenciales y poderes para la legitimidad de un solemne tratado, hemos convenido en los artículos que subsiguen:
Artículo 1.°- La provincia de Santa Fe, mediante su Gobierno, solemniza con la Honorable Diputación del Excelcutisimo Cabildo Representante de Montevideo, una liga. ofensiva y defensiva, contra el usurpador extranjero Lecor y demás de sus satélites Americanos que ocupan el territorio Oriental, reconociendo el dominio y prestando obediencia al insurgente é intruso Emperador Pedro I.
Art. 2.° -En su virtud, llevará la voz en esta guerra, bajo recíprocos acuerdos bajo la Representación Montevideana; pondrá cuantos medios estén á sus alcances; Incitará a las provincias hermanas á la cooperación y auxilio, y organizará ejército santafesino del Norte,
nombrando Jefes y demás Oficiales subalternos, y practicando todos los demás Actos conducentes al logro de la libertad absoluta de la provincia Oriental, con la brevedad que reclama su peligroso estado, conciliándolo con el obligatorio compromiso con Buenos Aires para expedícionar en combinación sobre los bárbaros del Sud.
Art. 3.° -Todos los gastos que se ocasionen en esta ardua empresa, la facilitación de competentes recursos, en municiones, armas, préstamos, sustento y paga de
soldados, será de la inspección de la provincia auxiliada de Montevideo. realizándolo sus Representantes, según lo exijan las circunstancias.
Art. 4.°-La de Santa Fe queda garante con la generalidad de sus fondos públicos y de Estado, propiedades reconocidas y de más acciones en su favor, de cuantas sumas de dinero y útiles se negocien al indicado objeto, por sola su garantía, abonándosele en esta razón uno por ciento mensual, á los plazos que se designen á la terminación de la guerra, y con reserva de sus derechos en cualquier tiempo, en caso desgraciado o contrario.
Art. 5.° -Lograda la libertad de la provincía Oriental, será entregado el armamento y municiones, que de su propiedad salga de Santa Fe, como las de cualesquíera que auxiliase, de que se tomará razón, y sea cual sea, la de inutilizarse, gastarse ó perderse.
Art. 6. -Será concedido un préstamo de Monte·Pío Mílítar á las viudas, padres o parientes más cercanos de los que muriesen en tan gloriosa demanda, en la cantidad de ocho pesos mensuales al soldado, y en proporción, Sargentos, Oficiales y Jefes, gozando de opción á
la mitad, si finasen fuera de acción de guerra.
Art. 7.° -Será un deber del Sr. Gobernador de Santa Fe, hacer obedecer en todas sus partes todas las prevídencias del Exmo. Cabildo Representante de Montevideo y de sus Diputados, como única autoridad de la provincia Oriental, empleando para ello la fuerza, si
fuese preciso.
Art. 8.° -Siendo la anarquía el monstruo más devorador, y el que por desgracia ha asolado antes de ahora la província de Montevideo, y (cuya memoria aún hoy horroriza á sus habitantes), el Sr. Gobernador de Santa Fe se compromete á emplear todo su poder, y el de las demás provincias auxiliantes, á extirparlo de raíz, en el caso inesperado de que aparezca, porsíguíendo de muerte al caudillo ó caudillos que· intentasen envolver nuemente al país en estos males, DR. J UAN FRANCISCO S SEGUI – LUIS EDUARDO PEREZ – RAMON DE ACHA.-DOMINGO CULLEN.
Santa Fe: 14.de Marzo de 1823.
Ratificado.
Estanislao López.

Fuente:

Tratado en la Cancilleria Argentina

Tratado entre entre el Estado Cisplatino (Lecor) y la Provincia de Entre Rios (Mansilla) – 11 de diciembre de 1822

“XIV. El 10 de diciembre de 1822, Juan Florencio Perea, ya en San José, presentaba una nota al Capitán General del Estado Cisplatino en la que destacaba que, habiendo sido reconocido y admitido en carácter de comisionado del gobierno de Entre Ríos por este encumbrado Jefe, comunicaba que, conforme a las instrucciones de su gobierno y teniendo presente el interés recíproco, proponía “un tratado de combencion q.e asegure de un molo solido, la tranquilidad y buena armonia de ambos Estados.”
En seguida, informaba al Barón de la Laguna que le hacía llegar los capítulos sobre los que pensaba podía realizarse ese acuerdo, a fin de que resolviese, llevando ese proyecto adelante, si ellos merecían su aprobación. (1291)
El proyecto de Tratado que adjuntaba contemplaba, casi exclusivamente, los intereses entrerrianos y atendía a evitar las acciones anárquicas de los caudillos prófugos, motivo de permanente inquietud para el Entre Ríos y de fricción entre ambas provincias.
El artículo 1o obligaba, al Barón de la Laguna, a reconocer los límites de la Provincia entrerriana, postulando: “1° – El Exmo S,, G,, Baron de la Laguna reconocerá los límites dela Prov,,a Entrer[..]na. Quedando por este principio am- […] goviernos obligados á contenerse en sus lineas, en la mejor neutralidad y buena armonia -”.
Con el propósito de detener las amenazas de los enemigos políticos del régimen entrerriano en el artículo 2o se establecía: “2,,o – Seran mandados retirar de la inmediacion á lá marjen Oriental de[.] Rio Uruguay. Todos aquellos Caudillos […] conspiráron contra la tranquilidad de aquella Prov.a no dispensandoles proteccion alguna directa ni indirectamente para hostilizar la Provincia de Entrerios.”
EL artículo 3o comprometía al gobierno de Entre Ríos a no prestar ayuda ni protección a los que intentasen cualquier acción lesiva a los intereses de la Provincia Cisplatina: “3,,o El Govierno de la Prov.a Entreriana —rezaba— estará ã igual correspondencia respecto al Estado Cisplatino, con aquellos q.e abrigaren miras q.e no digan combe-niencia con ([aque]) los interezes de aquel Estado.”
El artículo 4o buscaba detener los robos de ganado que se perpetraban en la zona confinante con la Provincia Cisplatina, proponiéndose la devolución a sus propietarios de los efectos extraídos ilegítimamente de las propiedades de ambos territorios:
“4,,o – Se observará y respetara religiosamente —decía— las Propiedades de ambos territorios; y aquellas q.e sehan extraidas inlegitimamente Deberán ser debueltas ã sus propietarios, toda vez q.e estos por si ó por conducto delos Gefes de ambas Lineas, fueren reclamadas en forma legal.”
El Tratado tendía a consolidar la paz, de aquí que se prometiesen mutuamente no declarar la guerra, sino en casos que estuviesen fuera de las facultades de los gobiernos, comprometiéndose, en tal circunstancia, a ajustarse a las formalidades de práctica entre las naciones civilizadas. El artículo 5o se refería a éste punto y preceptuaba: “5,,o – Noserá permitido bajo la responsabilidad mas sagrada (en el cazodesgraciado de q.e por cauzas q.e no- estén en la Esfera delas facultades de los Goviernos de ambos Estados) el declarar la Guerra, ni dar paso-alguno hostil, sin una previa declaracion y aviso; guardandose en qualquier cazo las formalidades admitidas p.r las Naciones civilizadas. Deviendo anticiparse el aviso ã lás hostilidades, leoal menos quince dias”.
El artículo 6o indicaba la fecha en que entraría a regir el Tratado, luego de ratificado por los gobernantes que habían autorizado las negociaciones. (1292) El texto de este proyecto de tratado estaba fechado el 9 de diciembre.
Al día siguiente de presentada la precedente fórmula de Convenio, es decir el 11 de diciembre, Lecor proponía una ampliación a sus términos. Esas modificaciones estaban inspiradas en el deseo de detener las tendencias bélicas del gobierno de Entre Ríos, atándolo a un compromiso categórico para impedirle actuar en el conflicto que amagaba en la Banda Oriental. Asegurarse contra la acción de la Provincia de Entre Ríos era el objetivo primordial del Barón de la Laguna y el que lo llevaba a discutir ese convenio con el gobierno entrerriano.
Las ampliaciones que presentaba Lecor eran las siguientes: a la primera proposición:
“ambos Gobiernos ([reconoceran y]) respetaran la linea de limites de los dos ([Estados]), (Territorios), y se obligan á no traspasarlas con fuerza armada por ningun motivo, durante la amistad y buena armonia que prometen guardar, conservar y sostener por todos los medios posibles, ([sin ingerirse]) ni mesclarse directa ni indirectamente en las disenciones politicas interiores que puedan ([suceder en los territorios de las respectivas Provincias.]) (sucitarse en qualq.a de dichos territorios.)
“A la 2.a y 3.a Ambos Gobiernos se obligan á no dar auxilios algunos directa-ni indirectamente á los Caudillos y demas personas, que se hallen refugiados, ó que en adelante se refugiaren en ([el Territorio de qualesquiera delos dos Estados por haber conspirado]) (qualq.a delos dos territorios, por haber conspirado) contra el orden y la tranquilidad publica; impidiendo toda agresion que intenten hacer con fuerza armada ([á cuyo fin se las harán las correspondientes intimaciones.])
“A la 4.a Ambos Gobiernos se obligan á respetar los bienes, haciendas, y propiedades de los ([dos Estados]); (vecinos de una y otra parte) y hacer devolver inmediatamente á sus dueños las que se extrahigan furtivamente, luego que sean reclamadas en forma legal.
“A la 5.a Ambos Gobiernos se imponen la obligacion de no hacer hostilidad alguna con ningun pretexto, antes de hacerse reciprocamente las exposiciones y reclamaciones sobre los motivos de queja que puedan sobrevenir, bien sea por la falta de cumplimiento alo pactado en este y antecedentes articulos, ó por otro cualquiera accidente imprevisto; protextando allanar amistosamente qualquiera dudas, hasta donde lo permita el honor nacional, y la conveniencia publica del ([os]) (as) respectiv([os]) (as) ([Estados]) (Provincias.)
“A la 6.a Esta convencion sera firmada por duplicado, para que haya en ambos Gobiernos la devida Constancia.” (1293)
Perea cedió a las peticiones del Barón de la Laguna y aceptó sin variantes las ampliaciones propuestas por éste, firmándose ese mismo día el Convenio que constaba de dos partes. Una primera parte, que contenia las proposiciones del delegado del gobierno de Entre Ríos y una segunda, con las adiciones impuestas por el Capitán General del Estado Cisplatino. El Tratado, así modificado, concedía sólidas ventajas a Lecor, puesto que cerraba el paso a toda posible ayuda de la Provincia de Entre Ríos a los patriotas orientales”.

Fuentes:

Walter Rela Tomo 3

(1290) Véase la carta de Manuel Antonio Paz de Sotomayor, al comandante Pedro Barrenechea, Paysandú, 11 de octubre de 1822, en Archivo General de la Nación, Buenos Aires, Gobierno Nacional, Gobierno de Entre Ríos, 1820,1825, legajo 2, s.x, c.5, A.4, N.5; y, además, el oficio del gobernador de Entre Rios, Lucio Mansilla, al coronel Bentos Manuel Ribeiro, Paraná, 30 de octubre de 1822, en Archivo Histórico de Entre Ríos, Paraná, División Gobierno, Serie III, carpeta 2, Comisión Oriental, 1821-1823, legajo 1, transcriptos en las páginas 253 y 254 del tomo II de este estudio, correspondiendo a las notas 1208 y 1211.
(1291) Oficio del Barón de la Laguna, al gobernador de Entre Ríos, Lucio Mansilla, San José, 25 de noviembre de 1822, en Archivo Histórico de Entre Rios, Paraná, División Gobierno, Serie III, carpeta 2, Comisión Oriental, 1821,1823, legajo 1.
(1292) Proposiciones para un tratado del comisionado de la Provincia de Entre Ríos, Juan Florencio Perea, San José, 9 de diciembre de 1822, en Archivo General de la Nación, Montevideo, Fondo Ex Archivo y Museo Histórico Nacional, caja 14, carpeta 2.
(1293) Oficio del Barón de la Laguna, al comisionado de la Provincia de Entre Ríos, Juan Florencio Perea, San Josè, 11 de diciembre de 1822, en Ibid.

Crónicas de 2 siglos 1820-2022 – Nro. 35

Noviembre de 1822

22 de noviembre

Lavalleja alertado que lo querían aprenderlo huyó a Entre Ríos.   

Juan A. Lavalleja (liberado desde fines de 1821 de su prisión en la isla das Cobras en Río de Janeiro) de regreso a la Provincia comenzó las conversaciones con vecinos de la campaña oriental para enfrentar la represión de las tropas brasileñas que cumplían órdenes de Lecor. Éste, conocedor de las acciones de Lavalleja, ordenó a Rivera que lo aprehendiera en el Rincón de Santa Clara (hoy Tacuarembó). Alertado de este hecho por otros orientales, huyó.

Fuentes:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

Participantes: Lavalleja, Rivera, Lecor, Manuel Barreto Pereira Pinto

24 de noviembre                           

Tratado de Benegas    entre la Provincia de Buenos Aires y Santa Fe

Luego de la batalla de Cepeda, del 1 de febrero de 1820, el caudillo santafesino Estanislao López y el entrerriano Francisco Ramírez llegaron a Buenos Aires para exigir la disolución del gobierno nacional y el fin del centralismo porteño. La victoria permitió a los estados provinciales que formaban las Provincias Unidas del Río de la Plata separarse del gobierno central, asumiendo cada una la «Autonomía Provincial».

Los representantes de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba se reunieron en la estancia de Tiburcio Benegas, mediante el cual se establecía el fin de la guerra y la reunión de un congreso en Córdoba. 

Para la firma de este tratado no se había invitado a Ramírez, lo que trajo como consecuencia el posterior enfrentamiento de Santa Fe y Entre Ríos.

El tratado fue firmado en la estancia de Benegas

El mismo disponía:

  • La paz, armonía y buena correspondencia entre Buenos Aires y Santa Fe.
  • La reunión de un Congreso Nacional de diputados en la ciudad de Córdoba, con el objetivo de organizar al País.
  • La remoción de todos los obstáculos que pudiesen hacer infructuosa la paz.

Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_Benegas

Participantes: Estanislao Lopez, Martin Rodriguez, Juan Bautista Bustos

26 de noviembre                           

Lavalleja es dado de baja por desertor del ejército Imperial.

Pocos días después de los sucesos mencionados, Nicolás Herrera escribía a Fructuoso Rivera, contestando a una carta de este último de 29 de noviembre, y se refería al desenlace de la maniobra para apresar a Lavalleja. Entre otras cosas, decía sentir  “que Lavalleja se hubiese fugado, p.r q.e tal vez seria menos infeliz q.e con el partido q.e ha tomado de andar errante: p.° el asi lo quiso. Sin embargo el Grãl y yo le escrivimos lo que U. verà p.r las adjuntas.

A su vez, Fructuoso Rivera, en carta que dirigía a Valentín Saenz, el 6 de diciembre de 1822, comentaba los acontecimientos en los que le había tocado actuar y resumía los objetivos que perseguían los concurrentes a la frustada reunión: “aunque trataban los ya fastidiados del sosiego Acarrear desastres y miserias en ntrà Provincia, —escribía— sembrando la discordia, la Providencia que tanto nos protege,

ha hecho desaparecer a estos como sucede con Laballeja, de modo que queda disipado todo-” 

Esta conspiración, aunque sofocada, es la expresión de una empresa que comienza a tomar cuerpo y que demuestra el propósito de los patriotas de restablecer a cualquier precio la libertad de la Provincia.

Para los imperiales, la conjuración de Lavalleja fue algo más que un suceso aislado precursor de la insurrección.

Cuando el brigadier Manuel Marques, en su correspondencia con el vicepresidente del gobierno provisorio de Río Grande, mariscal Juan de Dios Menna Barreto, informa acerca de este hecho jerarquiza los acontecimientos. Descubre el objetivo inmediato que perseguía la acción de los insurgentes y entiende que era el punto inicial sobre el que se apoyaba un vasto plan. Proporciona datos respecto a la forma

que, a juicio de los imperiales, debía desenvolverse la combinación y sobre las fuerzas que habrían de sostener y dar impulso al movimiento, en esa primera etapa para encauzarlo hacia su fin.

Decía Marques, el 24 de diciembre, dando cuenta de los sucesos de la estancia de Zamora, de las astucias de Lavalleja y de los designios a que obedecía su pedido para que se reforzase el destacamento a sus órdenes, que no tenía “outro fim mais, que reunir forças, com que pudesse auxiliar a passagem das de Entrerios, que a este tempo se principiavam a mostrar por toda a linha do Uruguay”.

En otro pasaje de la misma carta el Brigadier brasileño deja entender que no graduó de pequeños los riesgos a que habían estado expuestos las huestes del Imperio.

Tal convicción se afirma cuando atendemos a la opinión que luego expone, al admitir que, si en el Cuartel General de Lecor “se não houvessem tomado promptamente providencias para evitar” o que tinha tido começo de execuçao, “estariamos hoje entre dous fogos”. 

La posible conducta de Mansilla en estas circunstancias, que se pensaba procedía en buen entendimiento con los conjurados, y la inminencia de una tentativa de intervención de las tropas entrerrianas a favor de la causa revolucionaria entrañó, pues, un evidente peligro para los que permanecían fieles a la autoridad del Barón de la Laguna. Hasta tal punto fue así, que la idea de que Mansilla secundase la acción de los insurgentes, creando una situación de angustiosa incertidumbre, habría de ocupar las imaginaciones y haría cavilar a los personajes vinculados a la facción de los partidarios de la anexión de la Provincia al Imperio del Brasil”.

Fuentes:

Walter Rela, Cronología Histórica documentada, Tomo 3

Tratado de Benegas

Tratado solemne definitivo y perfecto de paz entre Santa Fe y
Buenos Aires

Deseosos de transar las desavenencias desgraciadamente suscitadas, poniendo término a una guerra destructora entre pueblos hermanos, los infrascriptos, ciudadanos de una parte los Drs. Don Mariano Andrade y Don Matías Patrón, diputados por Buenos Aires y de la otra el Dr. Don Juan Francisco Seguí y Don Pedro Tomás de Larrachea, Diputados por Santa Fe,
han acordado y convenido en los artículos que subsiguen, canjeados previamente los respectivos poderes:

Artículo 1: Habrá paz, armonía, y buena correspondencia entre Buenos Aires, Santa Fe, y sus Gobiernos, quedando aquéllos, y éstos en el estado en que actualmente se hallan; sus respectivas reclamaciones, y derechos salvos ante el próximo Congreso Nacional.

Artículo 2: Los mismos promoverán eficazmente la reunión del Congreso dentro de dos meses remitiendo sus Diputados á la Ciudad de Córdoba por ahora, hasta que en unidad elijan el lugar de su residencia futura.

Artículo 3: Será libre el Comercio de Armas, Municiones, y todo artículo de guerra entre las partes contratantes.

Artículo 4: Se pondrán en plena libertad todos los Prisioneros que existiesen recíprocamente pertenecientes á los respectivos territorios con los vecinos, y hacendados extraídos de ellos.

Artículo 5: Son obligados los Gobiernos a remover cada uno en su territorio todos los obstáculos que pudieran hacer infructuosa la paz celebrada, cumpliendo exactamente las medidas de precaución con que deben estrecharse los vínculos de su reconciliación y eterna amistad.

Artículo 6: El presente tratado obtendrá la aprobación de los SS. Gobernadores en él día, y dentro de ocho siguientes, será ratificado por las respectivas Honorables Juntas representativas.

Artículo 7: Queda garante de su cumplimiento la Provincia mediadora de Córdoba, cuya calidad ha sido aceptada; y en su virtud -Subscriben los SS, que la representan, que tanto han contribuido con su oportuno influjo a realizarlo.

Fecho y sancionado en la Estancia del finado Dn. Tiburcio Benegas á las márgenes del Arroyo del Medio el día 24, de Noviembre del año del Señor 1820, undécimo de la libertad de Sud América.

Mariano Andrade. Matías Patrón. Juan Francisco de Seguí. Pedro Larrachea. Dr. Saturnino de Allende. Lorenzo Villegas. Cuartel General en Ramallo, Noviembre 24 de 1820.

Aprobado y diríjase a la Honorable Junta Representativa de la Provincia para su ratificación.
MARTÍN RODRÍGUEZ. Elías Galván, Secretario Militar. Ratificado en los siete artículos que comprende. Sala de Sesiones de la Junta Provincial de Buenos Aires, a 27 de noviembre de 1820. Ildefonso Ramos Mejía, presidente.
Pedro Sebastiani, Vice-presidente. Félix Álzaga. Antonio Millán. Francisco Delgado. Santiago Rivadavia. Francisco Antonio de Escalada. Juan José Paso. Eulogio del Pardo. Rudecindo Linares. Mariano de la Fuente. Salvador Aguirre. Ignacio Correa. Severino Piñero. Victorio García de Zúñiga. Esteban Romero. Dr. Esteban Agustín Gazcón. Vocal Secretario. Es copia, Dr. Gazcón.
Por lo tanto, y para que se tenga su debido cumplimiento y llegue a noticias de todos, publíquese por bando solemne, imprímase, fíjese en los parajes públicos acostumbrados y circúlese a quien corresponda.

MARCOS BALCARCE. Manuel Obligado, Secretario. Es copia. Don José Ramón de Basavilbaso.

Archivo histórico
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